Si usted es de esos que no sabe que decir, haga una denuncia. Al parecer esa es la condición sine qua non para mantener vigencia en los medios.
La prensa digital y escrita, así como las redes sociales son escenarios diarios de todo tipo de denuncias, muchas de las cuales solo se quedan en eso.
Los días no son como antes, el ambiente es pesado, el nivel de paciencia de las personas cada día es menor y las “fake news” le ganaron la batalla a la prensa gracias a su inmediatez digital.
El principal reto de las grandes cadenas de noticias es tratar de frenar el crecimiento de las “fake news”, mentiras digitales, desinformación o como se le quiera llamar.
Una de las redes más utilizadas para propagar este tipo de noticias –al menos en nuestro país- es Twitter…y, como dijera la periodista española Sarah Romero en uno de sus artículos, cito: “Un tuit puede causar estragos con solo unos pocos caracteres”. Un equipo de investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) pudo confirmar científicamente que las noticias falsas se extienden mucho más rápido que las verdaderas o reales”.
Las “fake news” tienen su particularidad y objetivo, y casi siempre llegan a ser misión cumplida. Esto se explica de manera sencilla si se da un vistazo a la conducta humana en su interminable búsqueda de empatía colectiva. La misma empatía que se personaliza de una manera tal que todo lo que es bueno para mí debe ser bueno para otros y viceversa. Quien la difunde espera encontrar una muchedumbre que tenga sus mismos intereses e intenciones, busca además la reacción adversa de quien contradice la noticia pero que hace mención de su contenido.
Los psicólogos explican que esa empatía colectiva se trata de la capacidad de reconocer las propias emociones y actitudes en los otros. Es un momento en el que desaparecen las diferencias y florece el sentimiento de hermandad entre desconocidos.
Bien dice una añeja frase “Una mentira puede haber recorrido la mitad del mundo mientras la verdad está poniéndose los zapatos”.
Por Yeison Mateo