El gobierno y el país debe entender que llegó a las horas de las dificultades.
Básicamente porque ahora es el momento, la hora de mantener lo logrado y luchar porque siga esta democracia estable.
Porque el objetivo es y debe ser mantener y lograr más niveles de progreso de los que aspiramos.
El gobierno, el PLD y sus aliados deben comprender que, ante las acciones de los contrarios, la complacencia conduce a la pasividad, al fracaso y a la crisis.
República Dominicana no es la que pintan los politicastros, los oposicionistas, las ofertas electorales y los que quieren volver al poder al precio que sea, al costo que sea. No.
Y no es que reneguemos a las ofertas nueva, constructivas, no, pero que el reclamo y la lucha por construirla, los que reclaman conquistar un progreso amplio y compartido, una posición internacional meritoria, una esperanza de vida decente para los más pobres y un lugar decoroso en la cultura universal, lo hagan fuera de lo meramente politiquero y de quítate tú para ponerme yo.
Dentro del marco de respeto, de la ley, de la legalidad, de la democracia, de la decencia debemos construir una visión futura con el compromiso y vigor de nuestros lideres contemporáneo.
Juntos podemos reforzar la modernidad, la estabilidad política, social y económica logradas durante estas décadas, sin tener que repetir el pasado, reforzando, consolidando la democracia.
El ansia de Poder, la alocada carrera electoral no puede llevar a los líderes nuestros contemporáneos a condenar el destino de nuestros hijos ante una era de inmensas oportunidades e inmensos riesgos…
El progreso nacional debe y tiene que estar cimentada en enfrentar de fondo el problema de nuestra educación.
Ese es el problema central…
Japón o Corea no han necesitado de petróleo para ser competitivos, progresistas y avanzados.
Las ventajas comparativas de un país provienen de características físicas o culturales que no se encuentran en el mercado internacional, tales como la calidad de la mano de obra, la creatividad de los gerentes, o el dominio tecnológico. Una educación para la parálisis mental.
Deben entender los opositores políticos y los actores del gobierno que es obligatorio, necesario cambiar radicalmente el contenido del mensaje que se da a los dominicanos a través de la educación y de los medios de comunicación.
Dejen el discurso de héroes, de tierra arrasada, de patriotismo y defensa a la constitución maquilladas en la búsqueda de Poder, por ello nuestra historia es solo una «historia de efemérides», que la sacan a su antojo y caprichos los llamados líderes, una historia sustentada en un exagerado culto a los héroes de la independencia y el elogio de sus hazañas guerreras.
Es vital mostrar nuestros logros pequeños y grandes, también las derrotas humanas que forman la esencia de la vida civil, una historia humana e íntima de la misma potencia y difusión que la historia militar y política, tal y como lo viene haciendo el gobierno a través de su oficina de prensa e información.
Porque el esfuerzo individual es vital en la construcción de una sociedad.
Los jóvenes de hoy no comprenden lo que pasa a su alrededor: la historia transmitida por la escuela, la de las «fiestas patrias», choca fuertemente con la miseria de la vida pública y privada del país.
Los escenarios que observamos en este proceso electoral están llenos de penosos ejemplos de ex presidente y líderes políticos de oposición, se ve, le muestran ellos la cultura de la viveza, del oportunismo y de un individualismo mal entendido.
Con sus actitudes les están ensenando que el progreso individual y colectivo no viene del trabajo, sino de la «trampa», del desorden, que la riqueza no está asociada a la virtud, sino a la corrupción, y que el comercio es una labor de baja calidad moral.
La creación y al esfuerzo, deberían formar el corazón mismo de una nueva estrategia de desarrollo país para para los años por venir.
En el odio, la confrontación y la destrucción de los logros democráticos, sociales, políticos y económicos no podemos avanzar ni lograr insertarnos en éxitos en las tendencias futuras de la humanidad.
Avanzaremos si con responsabilidad, fuera de politiquería y consignas electorales asumimos el reto que está gravitando sobre la conciencia y las acciones de todos, dije de todos, de caras nuevas, cambios en orden, disciplina, transparencia y estabilidad democrática.
¡Fuera de ahí es al fracaso que llevaremos a la República Dominicana!
El crecimiento de nuestro país debe seguir sobre el esfuerzo de todos.
Por Fernando Peña
