Es obvio que el común denominador de los casos acontecidos en el país sobre pedofilia y pederastia dentro del seno católico, es la pobreza; por tal motivo los pederastas se aprovechan de la vulnerabilidad, pobreza e inocencia de sus víctimas, y en el caso de los religiosos se les hace más fácil llegar hasta sus presas para cometer sus fechorías.
Y es que éstos están llamados a orientar y dar apoyo moral y espiritualmente a sus fieles, donde los padres de los niños que acuden a las iglesias, jamás van a sospechar que sus hijos serán perjudicados por estos pervertidos que se camuflan en estos lugares santos para llevar a cabo sus atrocidades.
Por más vigilantes que estemos los padres con nuestros hijos, la Iglesia es el lugar menos esperado para desconfiar sobre su cuidado y las actividades que realizan los jóvenes, al contrario es donde nos sentimos más cómodos y seguros de que allí no van a ser objeto de alguna mala influencia.
Traigo esto a colación, a propósito del asesinato recientemente del joven ex-monaguillo Fernely Carrión Saviñón, de 16 años, donde se atribuye ser el responsables de este crimen al sacerdote Elvin Taveras Durán, párroco de la iglesia Santa Cecilia, en el sector de Hainamosa, Santo Domingo Este.
Cada vez son más comunes casos de esta naturaleza y qué triste es ver cómo se va degradando nuestra sociedad ante estos hechos tan bochornosos por parte de algunos sacerdotes, que no hacen más que rebatarle la confianza aquellos que profesan la fe.
No culpo en su totalidad a las familias que han pasado por esta situación, porque este es un problema que fácilmente se les puede ir a los padres de las manos por la influencia dentro de los hogares de los actores que se ven involucrados. En el caso de las ayudas podría interpretarse como un acto normal y caritativo, siempre y cuando no sobrepasen los extremos.
Cabe mencionar, que la tesis de grado en la que participamos un grupo de tres estudiantes en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en 2013, estuvo basada en los casos de pedofilia y pederastia dentro de la Iglesia Católica en el país en los años 2012-2013, fecha en que estaban fresquecitos los casos de abuso de los sacerdotes Alberto Zacarías Cordero Liriano, de Bonao; Alberto, de Juncalito; el Padre Jhonny, de Constanza y del ex Nuncio Apostólico Wesolowski (fallecido).
Particularmente, luego de esta minuciosa investigación, no puedo evitar cuando suelo acudir a la misa de la iglesia católica (sin exceptuar otras doctrinas que también han tenido sus escándalos), ver los sacerdotes y monaguillos de manera diferente; y trato de interpretar en el caso de los sacristanes, si están siendo abusados por alguna alta instancia de su iglesia.
Los conocimientos adquiridos a través de la tesis de grado, han provocado en mí que involuntariamente esté condicionada hacia los sacerdotes y curas.
POR DORALUZ MERCEDES