Inseguridad por mal estado de la infraestructura, carencia o daño de equipos básicos de apoyo diagnóstico, falta de medicamentos e insumos para tratamiento o sencillamente, ausencia del personal médico de servicio, figuran entre los elementos señalados por los pacientes al acudir a las emergencias de los principales centros hospitalarios en procura de atención ante una situación de enfermedad que pone en peligro la vida.
Capítulos del drama humano desvelado diariamente entre el grito de personas sufriendo por el dolor de la enfermedad y la queja de los familiares por la insegura atención recibida o, peor aún, negada en los hospitales de la red pública de salud.
Todo llega a su expresión más elevada por la reacción social acrecentada ante el aumento de la frecuencia de muertes evitables de mujeres durante el proceso de gestación; así como, por el fallecimiento de usuarios al chocar con las barreras administrativas- financieras de acceso a los servicios. Como lo ocurrido al periodista Conde Olmos Golibart al negarle, según familiares, la atención en grandes centros de salud de la capital y al joven Nahin Contreras Aristy, por razones similares, en la provincia de Higuey.
Acorralado por el reclamo de la sociedad, el Director Ejecutivo del Servicio Nacional de Salud, Dr. Mario Lama, se justifica con el esfuerzo de fortalecer los servicios de salud mediante la entrega de equipos previamente adquiridos, con la adecuación de algunas unidades de tratamiento clínico en hospitales, el remozamiento de otros, por lo que estima, a su entender, que el aumento de la valoración positiva de los ciudadanos respecto a los servicios se manifiesta con el incremento de la demanda de atención de la población en relación al 2020, año de impacto de la pandemia.
Aunque, el doctor Lama reconoce el llanto de la población por las deficiencias en las atenciones dadas en los hospitales, pero, a casi dos años de gestión, las fundamenta en el avanzado grado de deterioro heredado de las administraciones anteriores y en la existencia del ”enramado” de negocios en el interior de los mismos y sus conexiones externas con el propósito de obstaculizar el funcionamiento de los servicios ofertados.
No se puede poner en dudas la formación en gestión hospitalaria de algunos directores de centros. Aunque los argumentos esgrimidos en respaldo a las declaraciones a los medios del Director Ejecutivo del SNS evidencian el respeto por su estatura jerárquica y la fidelidad política a la gestión gubernamental del Presidente de la República; pero, a la vez, muestran el desconocimiento de la ciencia y el arte del ético administrar centros públicos de salud.
En conjunto, las intervenciones efectuadas en los centros para garantizar la oferta de servicios a la población, declararon los señores directores de hospitales a los medios de comunicación, apuntan a reforzar el servicio de vigilancia y seguridad militar en los almacenes y, como consecuencia, sacar bajo arresto a los encontrados en actividades de tráfico de material, medicamentos e insumos necesarios para tratamiento.
La toma de cuerpo de la cultura corrupta en los hospitales públicos se produce por la inobservancia del mandato de la Ley 10-07 y sus reglamentos aprobados en el Decreto 491-07. Este instrumento señala los requisitos mínimos obligatorios a tomar en cuenta para la estructuración del sistema de administración y control de recursos institucionales en el proceso de gestión de los servicios ofertados por el Estado a la sociedad. Su no aplicación, además de mostrar desconocimiento de las funciones administrativas, pone en juego la tranquilidad jurídica de los funcionarios.
Ni que decir, para colmo, que obstaculiza el desarrollo de las condiciones propicias para la mejoría continua de la gestión clínicas indispensable para garantizar la seguridad de los procesos clínicos para el tratamiento a los pacientes, por ende, poder competir con el sector privado en la venta de servicios a las ARS de la seguridad social.
Lo propio cobra relevancia en este momento, cuando al afiliar dos millones de personas, se logró que el 98% de la población posea recursos para financiar la atención a los fenómenos de salud que se le presentare, de ahí la razón por la que se ha fortalecido el sector privado de los servicios de salud; lo que no tiene explicación es, ¿cómo se ha deteriorado tanto los servicio de salud ofertados por los hospitales públicos? teniendo las mismas oportunidades de competir con su par privado por los usuarios demandante de los servicios de salud.
La fórmula es sencilla, dirigir, planificar organizar y controlar la gestión de servicios de salud seguros, de calidad, humanizados; pero de difícil aplicación porque implica dar de ti mismo, despojarse de la pretensión de obtener beneficios colaterales, capacitarse y alinear el interés personal con los más nobles propósitos de la nación.
En el momento de reflexión circuló la agradable noticia de la conformación de la Sociedad Dominicana de Gerencia de Servicios de Salud (SODOGESA), presidida por la Dra. Togarma Rodríguez, acompañadas en la primera junta directivas por las doctoras Marisol Taveras, Laura Marte, Esther Marte, Eliecer Cruz, Berlinessa Collado y Ariel Mirre con la misión de “impulsar la “excelencia en la gestión de los servicios de salud”, lo que garantiza para el futuro próximo, el desarrollo de las condiciones propicias para ocupar el espacio correspondiente a la actividad gerencial en el proceso de fortalecimiento del Sistema de Salud.
Por: Roberto Lafontaine