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4 de mayo 2024
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OpiniónFrancisco Cruz PascualFrancisco Cruz Pascual

Franklin Almeyda uno de los indelebles

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Franklin Almeyda es uno de los personajes indelebles de la nación dominicana, porque al igual que muchos dominicanos vivos e idos de la vida no se puede borrar de la historia académica, de la historia docente, de la historia política, ni la noción social. No importa que le simpatizara su carácter o no, no importa que con su personalidad imponente algunos no se sintieran a gusto o confortables, el profesor Franklin Almeyda es el fruto de la suma de múltiples componentes léxico de la lengua que nos tocó hablar en origen, el español. Gracias a su vida entregada al intelecto, a su actuación regia, a todos los títulos de los que se hizo acreedor como estudiante, como profesional, como académico, como profesor, como político y como intelectual, se convirtió en un personaje social y en un formidable político.

Como ente social, como militante político, como académico de éxito, como padre responsable, como abuelo amoroso, como hermano solidario y como esposo abnegado, se retira del escenario físico dejando un cúmulo de vivencias, huellas y recuerdos que le hacen indeleble ante su familia, ante sus compañeros de la academia, de la política y de los lares de la intelectualidad.

El recuerdo indeleble de su existencia y sus aportes serán plasmado en el parnaso social, político y académico.

En el camino de la vida terrenal nos vamos encontrando con una diversidad de seres, algunos de ellos nos traen el sentimiento de la empatía, acompañado de afinidad que se acompaña de la confianza. Es por esas razones que las personas escogemos a otras para iniciar la construcción de vínculos, que luego se convierten en lazos y a través del tiempo se transforman en seres importantes en nuestras vidas. Siendo así, porque nos acostumbramos a verlos, a convivir en todo tiempo, en los buenos y en los no tan buenos, respetando los criterios de cada cual, y cediendo cuando hay que ceder, admitiendo errores y enmendando procederes, en el entendido de que somos individuos imperfectos.

Con Franklin Almeyda compartí la vida política en casi tres organizaciones partidarias y más de 50 años de convivencia. En el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en donde participé infiltrado desde la izquierda a temprana edad, corrían los meses del 1971 con apenas 15 años de éramos “garrapata del buey”, concepto con que nos designó Juan Bosch. Cuando Bosch abandonó el PRD nos mudamos al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el 15 de diciembre del 1973. Hace casi 4 años nos marchamos del PLD para fundar el Partido Fuerza del Pueblo (PFP), ahí estaba el compañero Franklin Almeyda, como siempre fue, un firme militante en defensa de sus creencias y valores, hasta este día en que se marcha dejando una estela de recuerdos en infinitos momentos de fragor político.

Desde nuestra larga y fructífera militancia, con el compañero Franklin compartimos muchos momentos relevantes, que nos volvieron cercanos en los menesteres políticos, siempre respetando nuestras diferencias como “familiares de excelencia”, porque eso es lo que deben ser los militantes de las causas partidarias.

Entre esos espacios de cercanía de militantes, conocí a doña “Bebita Gaviño” (quien para mi sorpresa), era la madre de la compañera “Fifa”, la esposa del compañero Almeyda. El partido me había designado en mi condición de Activista Nacional, enlace en las provincias de Monseñor Nouel y La Vega Real en 1988 y en la casa de esa digna señora compartí varias veces en ocasión de las actividades programadas con el “compañero presidente”, como respetuosamente le decíamos a don Juan Bosch en aquellos tiempos históricos del desarrollo del partido morado, al cual le entregamos nuestra juventud, con una dedicación inimaginable para la generación de estas calendas.

Quiero acompañar a la familia sanguínea, a la familia política y a la familia académico-docente en el duelo por la pérdida física de Franklin Almeyda, comprendiendo que el tiempo con nuestros seres queridos en esta estadía terrenal, nunca es suficiente. Porque sabemos, que nunca estaremos listos para dejar ir a quienes amamos, más, sin embargo, poco a poco entenderemos que cuando esos seres con quienes compartimos, y físicamente ya no están ni estarán, podemos seguir agradeciendo y valorando el tiempo que se nos permitió compartir, diferir y coincidir.

Debemos resignarnos a entender, que ahora el compañero Franklin Almeyda nos acompañará espiritualmente.

Ve en paz compañero, hermano y amigo. Te llevaremos con nosotros en nuestras memorias y en nuestros corazones, mientras vivamos físicamente. Continuaremos tus luchas en esta tierra que nos han prestado para que transitemos un tiempo, para luego al igual que tú, marchar al misterio de la muerte.

Damos gracias al ser supremo, a nuestro amado Dios por el tiempo que compartimos contigo en la vida política, en donde fuimos cercanos.

Estoy seguro que te irá bien en tu nueva ruta, porque la vida que tuviste fue de aportes al servicio de la nación, que es lo mismo que al servicio del prójimo como mandato divino. Del mismo modo, estoy seguro que sabes que es necesario (aunque nos duela en lo más recóndito del alma), seguir adelante (familiares, compañeros, amigos y académicos), tomando decisiones que nos ayuden a salir del dolor y que nos ayuden a continuar el trabajo en el cual te acompañábamos, porque la vida sigue y como tú sabes, todo prosigue su agitado curso.

Mientras estemos vivos, seguiremos militando con los propósitos que tú seguiste desde siempre. La muerte es el olvido y a ti no te olvidaremos. Mientras vivamos, seguiremos el camino de Bosch, el que tú siempre seguiste, emulando al maestro, y así te convertiste en uno de los indelebles de la república.

Por: Francisco Cruz Pascual

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