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27 de abril 2024
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OpiniónRafael Alfredo Marcano GuzmánRafael Alfredo Marcano Guzmán

El trabajo, una realidad incierta

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Como joven político que soy, veo con extrema preocupación las diversas declaraciones o planteamientos realizados por diversos actores de la vida política nacional cuando abordan uno de los temas más sensibles y que mayor preocupación generan en nuestros ciudadanos, de manera muy especial en nuestra juventud. Me refiero al tema del trabajo.

Una gran parte de los políticos han convertido el trabajo en los jóvenes en un tema de campaña. Es común escuchar a los distintos candidatos a posiciones electivas, de manera muy especial a la presidencia de la República, darle solución a esta problemática con la simple promesa de generación de nuevos empleos. Ciertamente, la generación de nuevos empleos ayudaría a mitigar un poco este problema, más no dejaría de ser una cura paliativa a una enfermedad que amerita medicamentos más fuertes y variados para lograr una cura definitiva.

Hoy nuestra juventud se enfrenta a una situación laboral compleja e incierta. Los diversos cambios que ha sufrido la humanidad en los últimos años, han cambiado drásticamente la realidad laboral de nuestra generación. Poco a poco van quedando atrás los trabajos formales, los horarios fijos y la realización de las tareas en un lugar determinado. Las nuevas tecnologías están permitiendo el surgimiento de una cantidad importante de emprendedores y de trabajadores por encargo. Las jornadas laborales se están tornando flexibles, mientras que el trabajo que antes se realizaba dentro de la oficina o la fabrica, hoy se puede realizar desde cualquier lugar.

Hemos sido testigos de cómo en los últimos años, ha ido aumentando la fuerza laboral no empleada a nivel mundial. Al hablar de fuerza laboral no empleada nos referimos a esas personas que obtienen su ingreso primario o suplementario trabajando en forma autónoma. Plataformas digitales como Uber o Airbnb permiten que cualquier persona pueda manejar su propio negocio.

Una gran mentira

 Decir que en el futuro contaremos con una mayor cantidad de plazas de empleos, se constituye en una gran mentira. El siglo XXI ha traído consigo un inmenso desarrollo de la inteligencia artificial y de las tecnologías robotizadas, las cuales han ido desplazando la participación humana en las distintas actividades productivas. Tendremos que irnos preparando para que un futuro no muy lejano, el pedido que hacemos al colmado nos llegue en un dron, o que al momento de solicitar un taxi abordemos un vehículo sin conductor.

Ante esta realidad cambiante el gobierno debe estar atento y participando de manera activa en estas transformaciones que nos presenta el mundo actual. El gobierno desde ya debe ir pensando su rol como colaborador o socio en estos nuevos negocios.

Sin lugar a dudas, su mayor responsabilidad debe estar orientada a la educación. Preparar a sus ciudadanos para los cambios que se avecinan debe constituirse en una prioridad de primer nivel para cualquier gobierno serio y que muestre preocupación por el futuro de su nación. El cambio es indetenible, solo la preparación y nuestra capacidad de reacción ante esos cambios nos permitirán asimilar ese impacto de la mejor manera posible.

Toda la sociedad, y de manera muy especial nuestra juventud, debe estar preparada para reorientar la forma de ganarse su sustento. Pasar del modelo empleado-empleador a un modelo más independiente, constituido por pequeñas empresas donde el individuo aporte la materia prima, la mano de obra, el talento y el capital. Las alianzas entre individuos (para aportar capital, talento, tecnologías, entre otras) jugaran un papel protagónico en la construcción de estas nuevas empresas.

Grandes retos para la República Dominicana

Los cambios que presenta este mundo globalizado en que vivimos han causado que una gran parte de los países revisen sus programas educativos, los cuales estaban orientados a preparar a sus ciudadanos (fuerza laboral) para ser empleados durante toda su vida. La República Dominicana no escapa a esta realidad.

Hoy nuestro país necesita una modernización de nuestras universidades, adaptando su oferta académica a las necesidades que tenemos como nación y a las demandas que presenta la sociedad globalizada en que vivimos. Nuestras universidades deben brindar una educación sólida y de calidad, orientada, en gran medida, al diseño, a la creatividad o a la iniciativa empresarial.

En otras palabras, se debe preparar al individuo no para ser empleado, sino, emprendedor.

Recomendable seria iniciar estas transformaciones desde la escuela o colegio, a los fines de intervenir al individuo a una edad más temprana y donde su capacidad de asimilación es mucho mayor.

El futuro de nuestro país es promisorio y debemos construirlo, desde hoy.

 

Por Rafael Alfredo Marcano Guzmán

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