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26 de abril 2024
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OpiniónFernando PeñaFernando Peña

El monstruo de la política’

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Insulto y diatriba de algunos personajes políticos que no son tan pulcros y honestos

Algunos individuos usan el insulto y la diatriba contra sus adversarios políticos, no es solo una forma de desahogo de sus tensiones políticas, uno en particular ha hecho de su carrera política el denuesto, la calumnia y la mentira patológica contra el nuevo líder del PRD, Miguel Vargas.

Es como si los traumas lo persiguieran desde su niñez y de su desacertado paso por el tren gubernamental.

Se ha consagrado como el maestro de la diatriba.

Ese personaje, descendiente de un hombre de principios, de ideas y luchas democráticas de los tortuosos doce años aquellos, que fue asesinado por ese régimen y presidente de entonces, combinado con sectores externos, ese mismo que se atrevió a rendirle tributo a ese presidente que su gobierno torturó y mansillo a su padre, hoy lleno de traumas y rencores, ese político, se ha destacado como el gran insultador y calumniador.

A través de los medios, ese personaje nuevo de la diatriba, no escatima esfuerzo, no ahorra esfuerzos para tratar de humillar y calumniar al presidente del PRD y canciller de la Republica, Miguel Vargas Maldonado.

Ese gran maestro del insulto, ya es célebre, no por su ejercicio pulcro a su paso por la función pública, o por su consagrado liderazgo en la vida nacional, no, es por lanzar diatribas, calumnias y mentiras al nuevo líder del PRD, Miguel Vargas Maldonado, a quien ha tildado, con los peores insultos, porque la obra de vida y política de ese triste personaje, ex perredeista, es como una “Nidada de víboras en cesto de flores”.

Él es un insigne cultivador de la diatriba…

Desde la colonia el insulto ha sido utilizado por opacos y fracasados personajes políticos y públicos.

El personaje que nos ocupa en este trabajo ha preferido grotescas acusaciones a Miguel Vargas, bueno es recordar que también cultivó esa actitud llena de insultos y conductas no santas desde el Poder que ejercicio en unos de los gobiernos del PRD.

En retoricas huecas, en palabras y frases de un ‘intelectualoides de mentalidad ratonil’ o ‘moralitoides’ y ‘liberaloides’, traza una línea de insultador empedernido.

Ahora bien, que ¿qué significado tiene el insulto en una sociedad? Para algunos psicólogos los insultos pueden ser formas de desahogo, de catarsis, que ayudan a evitar conflictos mayores. Sin embargo, advierten que el riesgo es que se pasen de la raya y “sean más bien motivadores de conflictos y agresiones explosivos, por las heridas psicológicas que causan las ofensas”.

La diatriba ha sido formas de desahogo de tensiones políticas, así como los crímenes políticos, que han sido atroces en nuestra historia.

Un personaje que se aprecia de moralista, de dechados de virtudes, de pretendido “líder “no debería acudir al insulto porque su posición de supuestamente ser “representante de mayoría” le obliga a ser modelo de tolerancia. Además, la diatriba que proviene de ese personaje es una forma de abuso.

Cabe preguntarse si esta forma de comunicación de ese personaje tiene aún sentido en una sociedad que se encamina a lo moderno, a la actualización, al quehacer político diferente y actualizado.

Ese personaje es gente que se pinta puritana, severa, hipocritona, y se llegan a crear respetable en su imaginario de delirio de liderazgo que solo existe en sumamente retorcida. En definitiva, solo ha llegado a ser ‘El monstruo de la política’ dominicana.

Por Fernando Peña

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