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16 de mayo 2024
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OpiniónFrancisco Cruz PascualFrancisco Cruz Pascual

Crisis de comunicación y de objetivos

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Escuela y familia necesitan una comunicación que les permita afianzar el crecimiento psicológico, social, ético, biológico y académico de la población escolar. Se trata de trabajar una relación de respeto, para desarrollar a los alumnos en un proceso objetivo y permanente. Este proceso de afianzamiento y crecimiento es esencial para criar hijos en los hogares y formar ciudadanos en los centros escolares, con el necesario y pertinente desarrollo integral, en aras de ir construyendo personalidad y carácter en forma adecuada a las necesidades del contexto actual.

Sabemos que en el contexto escolar sus actores comprenden lo difícil que se hace establecer este tipo de alianza. Pero, no podemos dejar que esta crisis continúe por los derroteros que lleva. La idea que exponemos acerca trabajar objetivos que tiendan a resolver la actual crisis de comunicación existente entre familia y escuela, la que se agrava en la particularidad de cada aula y cada familia de cada uno de los alumnos que comparten el aula que facilita un docente del sistema. Se trata de generar enlaces simples, provistos de amenidad y espontaneidad desde la escuela hacia la familia. Creemos que debe ser una iniciativa de la dirección escolar, porque es la escuela la que tiene que planificar acciones de acercamiento, debido a que ella es la que posee las herramientas para hacerlo con eficacia y eficiencia.

Debemos apostar a que es posible desarrollar una relación de colaboración entre escuela y familia. Creemos que es posible, si se estructuran acciones para delimitar los roles, los compromisos y las responsabilidades.

La escuela tiene que crear confianza en los padres acerca de las competencias del personal que gestiona a la organización y la calidad de sus profesores. Estos últimos, tienen que reconocer la importancia de la familia en la formación y aplicación de los estudiantes. Desde esa óptica consideramos que la escuela y la familia necesitan crear confianza mutua. Es que la educación debe ser una tarea compartida entre ambas entidades formativas y protagonistas de los procesos sociales.

Reconocerse binomio inseparable (escuela-familia), es la solución a la mayoría de los conflictos que acaecen en las relaciones entre ambas instituciones.

En este punto, es necesario explicar el significado de lo que afirmamos en el primer párrafo de esta exposición, sobre el necesario y pertinente desarrollo integral. El desarrollo integral de la escuela y de sus actores es necesario, porque sin él los formadores no podrán trabajar la cognición necesaria para que los egresados de los niveles escolares salgan a la sociedad con las competencias científicas, técnicas, artísticas y morales que necesita el contexto. El desarrollo integral debe ser pertinente, porque debe servir para resolver problemas ahora y proyectar soluciones a futuro. El desarrollo integral es un proceso que debe ser dinámico, cíclico, que avance en espiral, en una continuidad de sucesos cotidianos, en donde se enfrenten los problemas con la finalidad de generar desarrollo y crecimiento humano, en los alumnos, en los docentes y en el propio contexto escolar.

La conciencia particular de cada uno de los actores que protagonizan los procesos, debe enfocarse en problemáticas reales, para enfrentarlos desde la óptica que se presente, convirtiendo el proceso en oportunidades de superación y aprendizaje. Debemos desarrollar esa capacidad en cada uno de los participantes en las actividades y extrapolarla hacia toda la escuela, sin importar jerarquía burocrática. No olvidemos que los avances en el desarrollo son el producto de sucesivas reconfiguraciones de estructuras, esquemas y patrones de acción que utilizamos cada día.

El compromiso debe ser, romper con las tediosas rutinas burocráticas y del mismo proceder actitudinal, para crear nuevas posibilidades de adaptación y cambio para la mejora, en la totalidad de los procesos escolares.

El desarrollo integral es multidimensional y multidisciplinario, porque recoge las diferentes dimensiones de un constructo, para buscar una visión general e integrada de las cosas. Desde ahí,  el desarrollo integral se convierte por necesidad, en multidisciplinario, debido a que abarca diferentes disciplinas del conocimiento humano. Por encima de estas dos realidades del desarrollo integral, éste se desarrolla en forma interactiva. Al interactuar e intercambiar ideas, se produce en cada individuo una internalización particular de la realidad y desde esa multiplicidad de entes pensantes, se construyen nuevas posibilidades para resolver problemas o mejorar procesos.

La calidad de la educación no será posible sin la integración en primera instancia de la familia y la escuela (para producir los cambios a los que nos estamos refiriendo), y así poder trabajar juntos el producto social que se necesita para mejorar la calidad existencial del ciudadano. Es desde esa óptica que se hace necesario analizar las experiencias como esencia de todo conocimiento, en aras de trabajar el desarrollo social desde cada una de las particularidades.

Con la escuela y la familia andando el mismo camino, podremos ir más allá de la descripción de situaciones y condiciones para descubrir y comprender el sentido de lo humano, es decir, de los aspectos éticos, psicológicos, de los derechos, los deberes, los afectos, la espiritualidad y la convivencia social.

El desarrollo integral se produce en lo cotidiano, entendiéndolo como un conjunto de relaciones que se van estableciendo entre los individuos y entre ellos junto a sus contextos particulares. Pero, para llegar a ese nivel cualitativo, se necesita resolver la crisis existente en la comunicación entre la escuela y la familia, para buscar objetivos parecidos y de beneficios mutuos.

Por Francisco Cruz pascual

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