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10 de mayo 2024
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OpiniónClemen García DClemen García D

Y en Madrid, ¡el Botín!

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Madrid es una ciudad vibrante, que con el tiempo ha ido evolucionando en vida y energía. Una juventud hermosa, desenfadada, muy europea. Su población más longeva da paso a esa generación cada vez más contestataria, de matices diversos.

Recorrer el casco antiguo no tiene precio. Ver el centro histórico cultural con la tranquilidad de tus pasos, es invaluable. Museos, teatros, restaurantes, plazas, mercados y estadios, son parte de la historia viva matritense.

“Irse de marcha” es costumbre obligada. Barrios como La Latina, Plaza Mayor o Embajadores, son ejemplo de zonas multiculturales, divertidas por demás, dignas del mejor de los tapeos.

Uno de esos puntos referenciales y de excepcionales características, es el restaurante Sobrino de Botín, que aún guarda la magia y encanto de su histórica fundación. La llegada a Madrid de un francés llamado Jean Botín hace que a un sobrino se le ocurra la brillante idea que data de 1725.

En esa época Madrid era el centro del comercio por su estratégica ubicación, con una creciente demanda de servicios,  sobre todo de construcción y oficios diversos.

Por esto, en la importante zona de la Plaza Mayor, que es donde se encuentra el restaurante, sus calles toman el nombre de los diferentes oficios y artesanías que se hacían.

Es en la calle Cuchilleros 17 –en el mismo Madrid de los Austrias- que el sobrino de Botín reforma la planta baja de una pequeña posada habilitándola con un horno de leña.

El icónico horno de leña que hoy sigue siendo referencia obligada de la Casa, de sólida construcción y hermosa decoración en azulejo, es donde se prepara el plato por excelencia del negocio: el cochinillo asado, además de una rica variedad de platos de la cocina castellana.

A pesar de las diferentes reformas que han debido hacerle como mantenimiento preventivo, todavía conserva el aspecto de aquella época, hace casi 300 años. Hoy, la familia González en su tercera generación, se hace cargo de mantener la historia que lo hizo famoso.

El libro de records Guinnes lo cataloga como el más antiguo, y Forbes, como el tercer restaurante clásico del mundo. Varios reconocimientos le acreditan su bien ganada fama, así como la permanente asistencia de turistas y locales.

Por eso, recomendamos que cuando tenga la oportunidad de pasar por Madrid no olvide llegar hasta el Botín de la calle Cuchilleros.

Las finas atenciones de Ángel y Julián hicieron de nuestra visita por el Botín una maravillosa experiencia que será siempre de grata recordación.

 

Por: Clemen García Damirón

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