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8 de mayo 2024
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OpiniónBernardo CandelierBernardo Candelier

Una década de lucha

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La última década ha sido muy fructífera para los movimientos sociales en RD. Lidereados por algunos dirigentes conocidos de la izquierda dominicana, pero también por algunas caras frescas de la clase media, estos movimientos han servido de calentamiento, toma de conciencia, o como despertar de una masa adormecida y atacada por todos los frentes por gobiernos corruptos dirigidos por el otrora moralista Partido de la Liberacion dominicana.

Atacadas literalmente. Saqueadas por los tentáculos de corrupción que representan, primero, los miembros del Comité Político peledeista en su conjunto, (enriquecidos al vapor e inmunizados por un sistema muy complejo donde intervienen todos los aparatos del estado.) y segundo, algunas cabezas conocidas del peledeismo que, aunque no forman parte del círculo restringido del CP, no dejan de beneficiarse del gran pastel que representan los recursos del estado, y a su vez, han acumulado también fortunas muy cuestionables.

Ante toda esa corrupción y saqueo de los gobiernos del PLD, tan evidentes que no necesitaríamos lupa para ver los números, ha habido un despertar y un relanzamiento de la lucha del pueblo, indignado o empoderado, para utilizar el término de moda en los últimos años.

De estos movimientos importantes de los últimos años podemos destacar tres muy importantes por el despliegue de recursos humanos y el tono empleado para atacar a las instituciones del estado, y al estado mismo en sus justas luchas.

La lucha por Loma Miranda porque ésta sea declarada Parque Nacional.
La lucha por el 4% para la educación.
y la última y la no menos importante
Marcha Verde contra la impunidad y la corrupción.

Las tres tienen como común denominador que han sido movimientos espontáneos, sin ninguna agenda pre establecida, dirigidas a llamar la atención o a reclamar alguna cosa específica del momento, sin ningún elemento radical que buscara socabar el orden público con miras a romper las reglas del juego de la »democracia» que vivimos. Yo diría la dictadura que vivimos.

La historia de Loma Miranda la conocemos. Mucha agitación, manifestaciones a granel, forcejeos con la tristemente célebre Policía Nacional, (tristemente represiva)comisiones al congreso, cartas a la ONU, al vaticano, cartas a Dios y a todos los santos, identificación pública de los congresistas renuentes a votar a favor, y finalmente el congreso votó para que no se tocara a Loma Miranda.

El congreso cedió a la presión pública, pero es que Loma Miranda era más que una loma, es un monumento a la dignidad del pueblo dominicano que hacía mucho tiempo no se empoderaba y que a traves de Loma Miranda volcaba su frustración hacia gobiernos indolentes y corruptos. Cedió el congreso, pero no cedió Danilo Medina quien nos aguó la fiesta y observó la voluntad del pueblo.

Con el 4% estaríamos en la misma órbita que Loma Miranda, el pueblo se empodera reivindicando el 4% del PIB para la educación. La misma lucha, la misma represión, palos por aquí, palos por allá (para lo único que sirve nuestra policía) y finalmente cede el gobierno. Danilo da instrucciones para la asignación del cuatro por ciento, como si fuera una limosna algo que estaba escrito en la constitución de la república Dominicana como obligatorio.

El último movimiento social que vivimos, y el no menos importante es la Marcha Verde.
Empoderamiento inusitado del pueblo dominicano que pide cárcel para los corruptos, y el fin de la impunidad para los que han cometido faltas graves de corrupción en la conducción de los ministerios del estado.

Marcha Verde nace especificamente como un empoderamiento contra los casos de corrupción o sobornos de la empresa ODEBRECT hacia algunos funcionarios dominicanos, y que involucra directamente al presidente Danilo Medina, el cual tenía como asesor en su última campaña electoral a nada más y nada menos que a Joao Ferreira, estraditado por la justicia brasileña (en plena campaña de Danilo Medina) para que respondiera por prácticas indevidas, como el uso de fondos de la empresa en las campañas electorales de algunos presidentes o candidatos a la presidencia en latinoamérica y en Africa.

Marcha Verde le ha dado mucha agua de beber al gobierno dominicano, (le ha ocasionado muchos problemas) y en un país donde se respeten las leyes, y donde existieran las separaciones de los diferentes organismos del estado, si en República Dominicana la justicia fuera independiente, y el procurador tuviera la independencia para actuar, en estos momentos estuvieran muchos funcionarios presos, y el mismo presidente enfrentando a la justicia. Muchas cosas lo involucran y lo acusan directamente, como el hecho de que el tristemente célebre Joao Ferreira (ladrón confeso) tuviera una oficina el el Palacio Nacional, y es muy poco probable que el presidente no estuviera al tanto de las maniobras fraudulentas de ese personaje que pasará muchos años en la cárcel porque Brasil no es la República Dominicana.

Lo triste de todo esto es que Marcha Verde, como movimiento, se encuentra sola, con una oposición vendida al gobierno (Hipólito Mejía y Miguel Vargas) sin una agenda política más allá de la simple consigna contra la corrupción y la impunidad, y con la posibilidad de agotarse como movimiento social dado lo repetitivo de sus consignas.
Esperemos que este movimiento evolucione hacia un proyecto político-social con miras a las elecciones del 2020, cosa dificil, con las reglas amañadas que nos impone el PLD de Danilo y Leonel con su junta y sus resultados pre establecidos.

Al final, los malestares de nuestra querida república no se arreglan en las elecciones.
Los gobiernos del PLD nos cierran todas las vías convencionales.

 

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