Al parecer, nadie contaba con la astucia del Presidente venezolano Nicolás Maduro, o porque no, del hombre fuerte del gobierno, Diosdado Cabello.
La oposición y la rebatiña interna que lo mantiene, a cada uno por su lado, debido a la forma anti estratégica y errática de sus actuaciones, no lo han dejado alternar un frente unificado que enfrente a Maduro y sus acólitos.
Sin embargo, Maduro con su dialogo de sordo, continúa jugado al tiempo. Y con el tiempo, ha ido consolidando su poder en la Ex Venezuela Chavista. Mientras la oposición, como una orquesta desafinada, sigue haciéndole el coro, y bailando la Salsa que le gusta a Nicolás.
Y, al ritmo de salsa, y su aparente desvarío, Maduro mantiene sometido a su designio, a los opositores, así como, al pueblo Venezolano. Situación está, que ha sumido en una crisis económica, de carácter, anteriormente inimaginable, a la nación Bolivariana.
La consecuencia de una oposición con muchas cabezas, tentáculos, e intereses políticos-presidenciales individuales, le ha permitido a Nicolás Maduro, surfear entre las más peligrosas olas de un rechazo internacional, a su forma dictatorial de gobernar, a sangre y fuego, un pueblo que agoniza y pide alimento y democracia.
