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26 de abril 2024
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OpiniónJoan LeybaJoan Leyba

¿Qué se lo impide?

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El filósofo Alemania, Frederick Nietzsche, manifestó “No miente tan solo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino también aquel que habla en contra de lo que no sabe”. Nunca ha sido más precisa la ocasión para parangonar esa frase, la cual se ajusta exactamente a un aluvión de críticas que han surgido en contra de una declaración de buena fe, por parte el ex presidente Hipólito Mejía, en cuanto a que procura ocupar por segunda vez la presidencia de la República.

Las críticas, que con razones descabelladas emiten algunos personajes enquistados en los distintos medios de comunicación y uno que otro miembro, dirigente o militante de su propio partido con cierta relevancia, consisten en menoscabar dicha intención apoyada en que el líder, tendrá para las próximas elecciones, casi ochenta años de edad.

La otra cara de la moneda responde a dos aspectos cargados de mezquindad y especulación por parte de los que con las prerrogativas que establecen las normas vigentes, gozan de los derechos que les permiten simpatizar o no con el nombrado líder. Sin embargo indicar como al efecto lo han hecho que: por una parte debe dar paso a alguien más joven en el PRM “Luis Abinader”, así como también que los pronunciamientos, y alguna que otra diligencia que ha hecho Hipólito Mejía en los últimos días lo colocan cerca del oficialismo, hablan del odio y recelo que un segmento non santo de la clase política siente hacia él.

Estos olvidan, o no conocen preceptos relevantes de nuestra norma Sustantiva en sus artículos: 22 referente al derecho de elegir y ser elegible, 39 sobre derecho de igualdad, 49 sobre libertad de expresión y por último e igual de importante, el artículo 123, sobre los requisitos para ser presidente en este país, quizá por ello esbozan tantas críticas en perjuicio de Hipólito Mejía, obviando que no existe ningún requisito constitucional ni legal que le impida postularse a la presidencia de la Republica.

Hipólito Mejía es uno de los políticos dominicanos más carismáticos y populares con que cuenta el espectro político nacional, con un grado especial de simpatías y adhesiones pocas veces vista, además de una capacidad de recomposición envidiable, incluso para políticos salidos recientemente del solio presidencial. Como líder le tocó la titánica tarea de crear la fuerza política que hoy por hoy es la segunda fuerza de electoral dominicana, en cuyo estatuto, tampoco existe impedimento para ser su representante en el próximo torneo electoral.

Por consiguiente, si los años fueran un obstáculo legal para realizar cualquier actividad de tipo familiar, social, comercial, religiosa, política, entre otras actividades normales de los seres humanos a través de los tiempos, habría entonces que comenzar a pedir el retiro de muchos periodistas, empresarios, médicos, abogados, sacerdotes, pastores, agricultores, ingenieros, tenderos, etc. Sin embargo a la hora de valorar a profesionales y personalidades dedicadas a dichas actividades, lo primero que tomamos como punto de referencia, son las huellas que les ha plasmado la experiencia en la piel a aquellos hombres que la historia los ha colocado en el mismo trayecto del sol.

El libre juego de la democracia le permite a Mejía y a otros competir en igualdad de condiciones a lo interno de su partido, dando oportunidad a sus bases de elegir a quienes ellos entiendan. Expresar dicha intención es un derecho que le asiste legal y estatutariamente, al que nadie puede obligarlo a renunciar. Acudir a subterfugios y especulaciones sobre las actuaciones y la longevidad de Hipólito Mejía, muestran el grado de desconocimiento o maldad con que se miente en torno a su persona.

De modo que: despejadas las dudas, resuelta la incógnita.

¡Nada se lo impide!

 

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