Hace unos años leí que el 61% de las mujeres veía a los hijos como un impedimento para su vida profesional. En ese momento yo no tenía hijos, pero me chocó leer esto, sobre todo después de conocer varias mujeres con hijos que son excelentes profesionales.
No imaginé que años después me tocaría vivir una experiencia que me permitiría entender el porqué muchas piensan así.
Recientemente tuve una entrevista para un puesto laboral en una empresa para mí increíble, en el área que tanto me encanta y con muy buenos beneficios. Me preparé por días para estar a la altura, y estuve sumamente ansiosa los días previos a la misma.
El día llegó, y no cabía en mi pecho la emoción, no imaginé que solo cinco minutos después estaría decepcionada, y es que la entrevista se redujo a tres preguntas simples y la última de ellas fue si tenía hijos, inmediatamente mi respuesta fue positiva y ahí mismo la entrevista terminó.
No hubo preguntas sobre mi formación o preparación profesional, lo que sé hacer, mi experiencia de trabajo o mis expectativas.
Honestamente me sorprendió mucho esto, nunca me había pasado algo así y no lo esperaba, no en pleno siglo XXI, donde las mujeres hemos demostrado nuestra capacidad de ser buenas en todas las áreas que desarrollemos si así nos lo proponemos, no en un país donde el 60% de la ocupación en universidades es de mujeres y no en una empresa del área digital.
Me habría gustado ser valorada por otros aspectos y no por si soy mamá o no, pues no creo que esto determine mis capacidades profesionales, al contrario, un hijo es una motivación para dar lo mejor y seguir creciendo. No imagino lo que sienten las que son descartadas solo por ser mujer.
Me pregunto, ¿nos están empujando poco a poco a elegir entre ser madre o profesionales?, honestamente es lo que parece.
