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2 de mayo 2024
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OpiniónJosé Manuel Castillo BetancesJosé Manuel Castillo Betances

La caída del más grande, Johnny Ventura

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Como cosas del destino el mas grande, símbolo nacional y padre del merengue moderno muere en Santiago, ciudad cuna del merengue y abrigo de Johnny Pacheco, icono internacional  y  padre de la salsa. Dos géneros musicales que junto al rock and roll

norteamericano liderado por el afamado Elvis Presley, constituyen los ritmos del sabor y la alegría mas emblemáticos del continente americano. Siendo Pacheco y Ventura oriundo de República Dominicana, que como águilas emergieron de un humilde extracto social. Revelando sencillamente que la República es una mina de diamantes mal cuidada.

Nos consternó la revelación de un medio de trascendencia nacional explicando que el día en que muere el legendario y más grande artista dominicano, icono latinoamericano, el caballo mayor, Johnny Ventura, el servicio 911 no pudo asistir al llamado ante el colapso cardiovascular que sufrió el más extraordinario artista caribeño. Lo que se estima se produjo como consecuencia de que la plataforma de claro no estaba operando.

Situación alarmante que nos convoca a prestar la debida atención, a los fines de evitar situaciones que impacten en todo el tejido institucional de la República. Si la falta de asistencia del 911 ciertamente se debió a la deficiencia de Claro, entonces se debe pensar en diversificar la plataforma de comunicación de tan vital servicio.  “La vida de cualquier ciudadano puede estar en mano del 911”.

Los profesionales de la salud cardiovascular estiman que en infarto agudo de miocardio, el tiempo es vida, cada minuto cuenta. Consideran que más del 50 por ciento de las personas afectadas fallecen antes de llegar a un hospital por la ausencia de una atención justo a tiempo, por lo que actuar con presteza es fundamental en la atención del paciente.

La denuncia presentada, y que ha sido confirmada por la Relacionista Público del artista, debe ser seriamente investigada por las autoridades de salud publica, a los fines de determinar la causa de lo ocurrido ese fatídico miércoles 28. Debido a que una oportuna asistencia pudo haber coadyuvado a que el más grande entre los grandes pudiese preservar su vida, para bien propio, de su amada familia y todos los pueblos latinoamericanos cuyas lagrimas no cesaron ante el deceso de quien cultivo tanta Alegría hasta la tambora.

El maestro del canto, del merengue y de la vida, Johnny Ventura no solo consagró

su existencia a la producción musical de altísima calidad, haciendo  posible una verdadera revolución del genero criollo merengue que surco el mundo, sino, que también tuvo tiempo para levantar su voz en defensa de aquellos que la brutal desigualdad condena a la penuria.

Su partida física marca un dolor desgarrador, por lo que Johnny representó y por el gran humanismo que caracterizó su productiva y fecunda existencia. Un artista aplicado y tenaz, afable y cortes. Ciudadano de bien, padre ejemplar, solidario y rebelde ante la injusticia.

La ausencia de una eficiente asistencia de un servicio tan vital como el que esta llamado a ofrecer El Sistema Nacional de Atención  a Emergencias y Seguridad 911, demanda una profunda reflexión, pues diversas personalidades han denunciado la deficiencia del mismo.  En dicho contexto, es apropiado evaluar su personal en consonancia con las exigencias de la especialidad, para garantizar a la ciudadanía un servicio competente.

La nación en sus políticas publicas debe asumir como política de estado el respeto al principio de la continuidad del estado, a fin de preservar la oportunidad única de ser garante del transito de su pueblo del subdesarrollo al desarrollo. Ojalá que la partida física de la leyenda, del símbolo y Padre del merengue moderno, el más grande entre los grandes nos convoque a una nueva visión capaz de preservar y profundizar los avances que con el tiempo y tras gestiones administrativas vamos logrando.

Johnny fue un Patriota y en su campo constituye un ejemplo de dedicación, virtud, fidelidad y solidaridad con los suyos, actitud que lo hace merecedor de entrar a la gloria del gran yo soy, el soberano Dios, no por lo que hizo, sino por su fe en él.

Por José Manuel Castillo Betances

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