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27 de abril 2024
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OpiniónMiguel ColladoMiguel Collado

Eugenio María de Hostos admiraba a Jesús de Nazaret

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El Ciudadano Eminente de América vino al mundo, el 11 de enero de 1839, en un hogar de vocación cristiana, en un pueblito escondido entre montañas y agua, en Río Cañas, perteneciente al municipio de Moca, pero luego pasó a ser parte del territorio de Mayagüez, su verdadera patria chica.
Aunque con la discreción de un filósofo de su tiempo, el Gran Maestro Eugenio María de Hostos era un hombre de fe. En su crónica «En Cartagena de Colombia», encontramos la mención de la figura de Jesús de Nazaret hecha por el prócer puertorriqueño:

«Sin usurpar omnipotencia ni divinidad alguna, por una vida tan llena de encantos morales e intelectuales como la de Jesús, daría yo tantas vidas cuantos· encantos apurara». (1)

Y en su ensayo «Meditando» queda más evidenciada esa fe cristiana, que derrumba esa idea divulgada calumniosamente por el régimen trujillista que lo acusó de ateo para justificar la erradicación de su pensamiento crítico de las escuelas dominicanas:

«Fijo en la cruz de su propósito sublime, Jesús padeció mucho antes de que comenzara la pasión, sudó sangre invisible mucho antes de sudar sangre visible en los Olivos; murió mucho antes de su muerte, estuvo crucifijo mucho antes de estar crucificado. Como él, más largamente que él, menos afortunadamente que él, porque no tienen 1a fortuna de una muerte tan patética, todos los que llevan en su espíritu el sello de la verdadera humanidad viven y mueren en la abogacía del bien, en la predicación del bien, en la lucha del bien, en el hambre devoradora de verdad, en la sed insaciable de justicia, en el anhelo incesante de infinito. Así como él estaba místicamente en su Padre y su Padre en él, así todos los verdaderos personificadores de la humanidad están en él y él está en ellos». (2)

Y concluye con esta frase lapidaria: «Jesús es el símbolo más vivo de la naturaleza moral del ser humano». (3) ¿Puede, un hombre de tan vibrante pensamiento cristiano, ser ateo? ¡Jamás! Hostos era un hombre de fe.

Cristo en la cruz (1951), por el pintor español Salvador Dalí. (Foto: Fuente externa)

Notas:
(1) Obras completas. La Habana, Cuba: Cultural, S. A., 1939. Tomo VI: «Mi viaje al Sur». Pág. 54.
(2) Op. cit. Tomo 14: «Hombres e ideas». Pág. 272.
(3) Loc. cit.

Por Miguel Collado

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