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10 de mayo 2024
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OpiniónIván AlcántaraIván Alcántara

Cataluña Libre

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Soy dominicano. Mis bisabuelos maternos fueron españoles y mis dos apellidos también provienen de España. Viví dos años allí y tengo familia y buenos amigos a los que visito cada vez que puedo. Pero soy dominicano, orgullosamente dominicano y no pretendo ser nada más.

Aun así, amo a España como pocos extranjeros aman a una nación que no es la suya, y por lo tanto me siento con derecho a opinar y ser parte de este polémico “trending topic” sobre la separación de Cataluña e intentar aportar algunas ideas (de hecho, la misma invasión a través de la prensa, la radio, la TV y de las redes sociales me dan derecho de sobra).

No puedo hablar de lo que no sé. Pero sí puedo imaginarme el sentimiento de que me quieran quitar mi nacionalidad, mis raíces, quien soy. No lo toleraría. Por eso trato de ponerme siempre en los zapatos del otro, en este caso en el de los catalanes, aunque la situación es muy distinta.

He leído un poco de historia, artículos, he visto documentales, reportajes, entrevistas… pero lo que más base me da para plantear un argumento es mi propia experiencia viviendo allí. Aunque vivía en Madrid, Barcelona fue mi destino más visitado durante toda mi estancia en Europa y puedo decir que el rechazo de muchos catalanes hacia el resto de España es casi palpable.

Por eso creo y estoy convencido con todas mis fuerzas que Cataluña merece ser libre. Libre del odio que provocó una dictadura hace ya muchos años, pero que sigue vigente en la mente y en los corazones de muchos; libre del rencor que les transmiten a sus niños desde muy pequeños para que crezcan fanatizados con la idea de que han sido secuestrados y de que la separación es la solución a todos sus problemas; libres de muchas mentiras que se esconden detrás de la máscara de patriotismo y con la que ganan masas aprovechándose de la ignorancia de muchos (muy similar al chavismo en Venezuela).

La rivalidad regionalista es claramente evidenciada en cada partido entre los dos principales clubes de futbol del mundo FC Barcelona y el Real Madrid; ambos españoles.

Esta construcción social de rechazo a su propio país les ha tomado a los separatistas más tiempo del que les pudo haber tomado orquestar un referéndum legal y democrático que cuente con el apoyo del resto de las comunidades españolas, de la Unión Europea y de la comunidad internacional. Sabemos que hay intereses políticos y económicos que no se están contando en esta historia y que ni a España ni a Cataluña les conviene sacar a relucir, pero… ¿y la gente? ¿No debería ser la gente el factor más importante para las decisiones que tome un gobierno? Esto va más allá del orgullo regional e incluso más allá de la patria, porque la gente es la patria.

El pasado 1 de octubre, mejor conocido como el 1-O, día en que la Generalitat de Catalunya convocó a unas votaciones inconstitucionales para decidir su “independencia” (entre comillas porque no son esclavos ni nunca lo fueron, la historia está escrita), el mundo fue testigo de cuatro puntos muy importantes: 1) los separatistas están dispuestos a todo, incluso hasta sacrificar a la gente para lograr su cometido; 2) el gobierno español no está preparado para lidiar con el asunto (evidenciado en el exceso de fuerza y en la falta de humildad para reconocer errores); 3) los catalanes en contra de la separación tienen miedo a expresarse; 4) al rey se le está agotando la paciencia.

Sin duda aquello fue todo un circo que les favoreció a los separatistas, ya que la comunidad internacional ha condenado la actuación de los policías, solidarizándose con las víctimas. Aunque seamos honestos, si bien hubo exceso de fuerza, hubo exceso drama.

Mi mayor deseo sería que la unidad prevalezca. Creo que España es una. Su diversidad lo convierte en uno de los países más espectaculares del mundo. El andaluz, el catalán, el gallego, el canario, el vasco, el madrileño, el valenciano… todos son uno. Por más diferentes que puedan ser su esencia es la misma, sobre todo para los que vemos la película desde afuera.

Pero en fin, sea la Comunidad de Cataluña o la República de Cataluña, creo que necesitan ser libres. De lo contrario, el problema apenas comienza.

Dios bendiga a la Madre Patria. Oleeeeee!!!

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