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26 de abril 2024
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OpiniónMelanio ParedesMelanio Paredes

A propósito del derrocamiento de Bosch

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A propósito del golpe de Estado al Prof. Juan Bosch, del cual se conmemora hoy el 55 aniversario, hay quienes definen como arquetipo de gobernante aquel que se preserva en el poder sin importar los medios, mientras otros suelen justificarse en el usufructo del poder por el poder mismo, haciendo lo que conviene, aunque no sea lo correcto y justo, al estadista con la jerarquía de prócer solo le mueve el interés de la redención de sus conciudadanos.

Quienes se asumen discípulos de BOSCH, en los hechos no con retórica ni poses mediáticas, deben hacer todos los esfuerzos por esclarecer ante las presentes generaciones las lecciones políticas e históricas de aquella ignominia septembrina, derribando los mitos con los cuales sus enemigos de ayer y de siempre intentaron e intentan justificarla, so pena de hacer causa común con aquellos convirtiéndose en apostatas.

En algún momento Bosch respondió de manera categórica desmontando uno de esos mitos que se le imputaba mientras dirigía al PRD y posteriormente al PLD, el temor o la simple elusión del PODER … “El PLD se fundó para ir al poder.

El PRD, después de haber sido desalojado del poder por el golpe de Estado de 1963, estuvo 15 años sin volver al poder. A nosotros no nos importaba esperar, pero naturalmente no íbamos a estar 15 años sin ir al poder, porque cada día que pasaba era más grande el respeto que le tenía el pueblo al PLD. A los diecisiete años de creado, ya en el 1990 el PLD se convirtió en el partido más votado del país. Íbamos a la conquista del poder en cada elección”.

Culminando su respuesta a la socorrida falacia del “miedo al poder” con una aseveración que demarca su diferencia como hombre público de excepcionales convicciones… “Lo que pasaba, al mismo tiempo, es que no íbamos a sacrificar nuestra dignidad y nuestra imagen de partido serio para ir al poder, es decir no íbamos aceptar compromisos deshonrosos o perjudiciales para el pueblo dominicano a cambio del poder.

Por ejemplo, el PRD callo el caso de la Gulf and Western (G&W) porque ese partido, desde que su Comité Ejecutivo fue a Washington, nunca más hablo de la nacionalización de la G&W. Nosotros no, nosotros íbamos al poder y nacionalizaríamos la G&W. No callábamos nunca ni nuestros propósitos ni nuestros sentimientos, ni la verdad a cambio del poder”.

Ciertamente actores y contextos han variado con los años, sin embargo las condiciones de injusticia y los compromisos fundacionales del PLD para eliminarla prevalecen, por lo que es importante que quienes se formaron en la escuela política boschista, no deben limitarse simplemente a citar sus frases y discursos con un profundo contenido humanista y de desprendimiento personal sino emularlo con sus acciones pues la coherencia es la principal virtud en Bosch y por ello sus palabras no son meros enunciados, sino que traducen su vida misma.

Sobre el fatídico golpe de Estado que lo sacó del poder el 25 de septiembre de 1963, Bosch, lejos de expresarse con resentimiento sobre aquel crimen contra la democracia, nos deja una enseñanza aleccionadora al responder otra pregunta en una de las tantas entrevistas que concedió en su dilatado ejercicio político y reseñada por uno de sus biógrafos – ¿Le dolió perder la presidencia al ser derrocado? … “ni siquiera pensé nunca en que iba a ser presidente de la Republica.

Es que tengo una manera de ser poco común… Yo pienso hacer bien lo que estoy haciendo en este momento. Siempre. Hacer eso bien. Y no me importan las consecuencias.

Si las consecuencias es que tengo que ser presidente o que no tengo que ser presidente, eso no me importa para nada, es decir, porque no hago las cosas con un fin personal.

Por ejemplo, yo no luché dentro del Partido Revolucionario Dominicano cuando vine al país e hice la campaña pensando en ser presidente.

Lo hacía porque tenía que hacer eso. Y creo, y le doy ese consejo a los jóvenes, que debe ser ese método mío el que debe adoptar todo joven. Porque nada da más satisfacción de toda índole que estar uno convencido de que lo que ha hecho, lo ha hecho correctamente. Lo ha hecho bien, lo ha hecho con toda el alma”.

Al releer al insigne maestro, con esas expresiones llanas, sencillas como todas las lecciones de vida, se agiganta aún más ante el pueblo dominicano; este día es propicio para compartir estas reflexiones como expresión de memoria contra olvido, y autoevaluarse cada día frente a su pensamiento tan certero como implacable: “Los personajes que aspiran al poder o lo alcanzan, solo valen cuando salen indemnes del juicio histórico. Para los hombres de poder, el triunfo no está en alcanzarlo, sino en merecerlo»

Por Melanio Paredes

 

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