Cuando algo se vende es porque alguien compra. Y este es un tema en las campañas electorales. Los partidos denuncian esa mala práctica, aunque son ellos y sus candidatos que promueven el delito, primero porque compran y segundo porque incitan a que el elector venda.
Aunque es una actividad que se le carga sobre todo a quienes están en el gobierno, todo indica que es algo muy arraigado en la cultura de las competencias electorales. Y aunque es una cuestión difícil de cuantificar, cada vez cobra más peso y parece asumirse como algo congénito en las campañas.
La JCE emprenderá una campaña contra la venta del voto, quizás presionada por las denuncias de quienes incurren en la mala práctica. Ojalá sea efectiva.