La Unesco ha celebrado el Día Mundial de la Libertad de Prensa, fijado desde el 1993 por la Asamblea General de Naciones Unidas, como un llamado de atención a los gobiernos de todo el mundo para respetar la libertad de los medios de difusión.
Esta vez en Santiago de Chile, se ha asociado esta celebración a las preocupaciones medioambientales. Y, ciertamente, puede decirse que en ambas cuestiones resultan válidas estas miradas de llamado y advertencia.
Hay serios daños a los recursos naturales en el planeta y existen las constantes asechanzas a la libertad de prensa y la libre expresión.
En estas circunstancias, una le sirve a la otra; así pueden ayudarse frente a las agresiones cometidas contra ellas.