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25 de abril 2024
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Trayectorias Literarias Dominicanas: Francisco Nolasco Cordero

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Nació el 22 de diciembre del 1932 en el paraje La Isleta, en el municipio de Hostos, Provincia Duarte y falleció en Pimentel el 19 de junio de 2007, aquejado de una neumonía crónica que se sumó a su ya padecimiento del mal de Parkinson. Su nombre completo fue Francisco del Carmen Nolasco Cordero, pero era llamado por sus amigos y colegas como El Vate y/o Nolasco Radio.

Poeta y narrador. Considerado por muchos como uno de los escritores más atrevidos y excéntricos del país caribeño. Escribió versos y prosa cargados de metafísica, costumbrismo, vanguardia, simbolismo y lo sexual en su crudeza.

Nolasco Cordero fue a residir al municipio de Pimentel siendo un mozalbete, a la edad de 12 años, donde vivió hasta el día de su muerte, junto a sus padres. Su llegada a esa comunidad tenía como finalidad completar sus estudios primarios. También realizó los secundarios en ese municipio. Desde temprano en su vida mostró gran interés por la lectura, la escritura y la poesía. Luego de terminar el bachillerato, se marchó a la capital dominicana por el año 1953. Estudió dos años de Medicina y uno de Filosofía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en cuyo seno formó parte del coro de voces de ese alto centro de estudios. En política participó en la Guerra de abril de 1965, junto a otros amigos y compañeros de estudios. En su morada se ocultaban las armas y pertrechos que serían utilizados en un frustrado golpe de estado, en contra del Triunvirato gobernante. Creó una emisora de radio clandestina, a través de la cual eran difundidos mensajes en Pimentel. Fue administrador municipal del Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillado (INAPA). También fue Concejal de la Sala Capitular del Ayuntamiento Municipal de Pimentel en el período 1982-1986 presidiendo la misma en varias ocasiones. Fue técnico-reparador de aparatos electrónicos, de ahí el sobrenombre de Nolasco Radio. También se desempeñó como marinero, agricultor y comerciante ferretero. A su negocio iban a visitarlo intelectuales de todas partes, así como sus amigos del pueblo. Muchas de sus obras salieron de allí, en los momentos en que no era ocupado por sus clientes.

Francisco Nolasco Cordero dejó un legado literario integrado por su primer obra que fue un poemario titulado Caricias de Lumbre (cargados de textos de notable línea metafísica) y por las novelas Papaján y Tracaveto (ambas marcadas por la influencia de la postguerra), Tu sombra³, Y luego Juan de Lucas, Jando el New York Man y La Tranca; además del cuento Juan Pancho, el poemario La estación del polvo y las novelas inéditas aún, Mangá Isidrón y Chanflín.

 

Fue merecedor de importantes reconocimientos y premios, como por ejemplos el Premio Siboney de Literatura 1982 por su novela Tu sombra³, sobre la cual el publicista Héddel Cordero opinara que “Con esta coqueteó con la modernidad y la literatura de vanguardia, a la que era adicto a pesar de no adjurar de sus orígenes rurales y mantener un original costumbrismo donde da el lenguaje puro del campo nacional y describe con bellas metáforas el paisaje criollo”. También su cuento Juan Pancho recibió el Premio Narración Breve en Barcelona, España, en el 1995. Antes de morir, la entonces Secretaría de Estado de Cultura reconoció sus aportes literarios, otorgándole la Medalla al Mérito Virgilio Díaz Grullón. Es insólito que la Sala Capitular del Municipio de Pimentel objetara poner su nombre a una de las calles de esa comunidad, a la Nolasco Cordero le diera tanto.

 

Fundó en enero de 1961, junto a Manuel Mora Serrano, la primera agrupación literaria del Cibao, denominada Amigos de la Verdad y la Belleza, mejor conocida como Amidverza, de la que ambos fueron presidentes y que estuvo integrada por Elpidio Guillén Peña, Freddy Ortiz Landrón, Mendy López Quintero, Osvaldo Cepeda y Cepeda, Héctor Polanco Pérez, Benigno Taveras Castro, Pedro Grullón Antigua, Héctor Amarante, Heddel Cordero … y yo de manera circunstancial. Junto con los amigos de Amidverza y otros escritores de provincia que llevaban desde diversos puntos, libraba las más encarnizadas batallas en temas referentes a poesía y narrativa y se encerraban en un bar de Pimentel donde realizaban misas lírico-profanas por la muerte de un escritor al que admiraban.

 

El poeta, narrador, ensayista, profesor, abogado y gestor cultural Manuel Mora Serrano recuerda que, era tal el entusiasmo por las cosas nuevas que habían ocurrido en el mundo antes y después de la Poesía Sorprendida, que en enero del 1961 fundaron Nolasco, Elpidio Guillén Peña y él, en una casa ubicada en la calle Las Mercedes de Pimentel, la Sociedad Literaria Amidverza (Amigos de la verdad y belleza), que luego recibiría a otros jóvenes inquietos y durante marzo y abril editaron la revista Amidverza, que desapareció como muchas otras cosas, después de la muerte de Trujillo. La amistad y complicidad literarias entre ambos los llevó a leer a Domingo Moreno Jimenes y a simpatizar con el Postumismo, movimiento ya superado por la Poesía Sorprendida.

 

Por otro lado, el escritor y publicitario Freddy Ortiz considera como inolvidable el día en que encontró a Nolasco Cordero echando rayos a causa de cierta crítica que no le había gustado, expresando “Le voy a demostrar a ese carajo que yo sé más de semántica que él. Y me voy a dedicar ahora a estudiar profundamente la semiótica de la semántica, para cagarme en su madre”… Y se esforzó de verdad a estudiarla hasta poder dar cátedras sobre el tema. Nolasco sostuvo siempre que el escritor debía respetar la primera idea que volcara en el papel y que, aunque la puliera, no debía sustituir. Siempre admiró su originalidad pues era auténtico y de estilo propio.

 

Finalmente, el poeta y entrañable amigo Elpidio Guillén Peña tiene presente que Francisco Nolasco Cordero, junto a Manuel Mora Serrano, fueron los fundadores del Grupo Literario Amidverza y agrega que su poemario Caricias de Lumbre es un excelente libro de poemas, cuya belleza no ha sido lo suficientemente ponderada y que siempre recibió sabios consejos de Nolasco cuando se trataba de escribir poesía.

 

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS, primero agradeciendo al destino haberme permitido conocer a este pintoresco y excéntrico escritor nuestro, quien junto a Manuel Mora Serrano (mi inspirador y modelo) y Elpidio Guillén Peña (mi mentor) me trazaron pautas para dedicarme a este oficio que tanto me apasiona. Incluyo a Freddy Ortiz (mi maestro publicitario), quien mucho tiempo después me moldeó en el campo publicitario, lo que me permitió dedicarme a esa profesión por más de 40 años; segundo para dejar una muestra del haber poético de Francisco Nolasco Cordero:

 

Lujuria en letargo

 

La mano en la raya

urde formas lentas.

 

Funde y cuadra verdes elogios.

Y entre celajes de brisas

gana un brazo caliente,

cuando el deseo es la mentira.

 

Pero en la liviandad del levante

crecen vértigos vagabundos,

arrecia palpitante el coraje real;

y las carnes, colgadas a los cristales

se borran sin lejanía;

y vibran

cobardes su latencias

dejando sin camino lo pasado.

 

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