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14 de mayo 2024
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OpiniónManuel Berges HijoManuel Berges Hijo

Temas de las próximas elecciones de 2020

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¡Solo siendo dominicano, se siente lo que yo siento!

Hay que andar  con prisas, pues en mayo del 2020, se celebrarán  nuevas elecciones generales en nuestro amado país y desde ya asoman los temas que obligatoriamente habrán  desde ahora,  que ser discutidos so pena de contribuir a que el Partido en el poder permanezca cuatro años más, a menos que le induzcamos a mejorar  sus actuaciones.

A mi juicio el primer tema es: La supervivencia de la Patria frente a la ocupación pacífica que  hace Haití de nuestro territorio y ya lo dijo ufanado,   un ilegal  haitiano, “tomamos la Isla sin tirar un tiro”.

Este tema es vital y los Partidos políticos que no lo traten de manera firme y detallada y les digan a la Nación, como ese grave problema será resuelto y evitado para el futuro,  de seguro que no contaran con el favor  popular, porque si nuestras autoridades y el gran empresariado no lo sabe,  el Pueblo está  harto de esta invasión.  “Sin cerca no hay finca”, dice el adagio popular, significando que si no se define el territorio,  el sujeto no posee nada.  Aunque a mucha gente,  unida a sectores poderosos locales e internacionales no les gusta, el  Muro va. Tenemos que preservar nuestra soberanía e independencia y no nos fusionaremos con nadie.

No es posible que los políticos de oposición permanezcan pasibles ante las campañas que realiza el Gobierno nuestro en Haití,  para que los vecinos se muden a  RD a esperar su designación de ser dominicanos con solo decir que ellos nacieron aquí, pues los poderosos de la Tierra así se lo exigen y ellos sumisos, lo aceptan.

¿Porque quedarnos tranquilos sin objetar  que se haya   dictado  una Ley contraria a la sentencia del valiente Tribunal Constitucional No. 168-13, para incidentarla o tornarla inaplicable?;  actuaciones estas,   que por no ser legales ni constitucionales, enfrentan la posibilidad de  choque de poderes o del Gobierno con el pueblo que no quiere la fusión con Haití.

El segundo tema es la corrupción: Nuestros dirigentes  políticos tienen  que dejar de pasar vergüenza con este punto  al  ignorar lo que el vulgo afirma:  ”si todos lo hacen, no puedo ser el más bobo, debo aprovechar mi oportunidad.

La estrategia a seguir por la oposición, tiene que ser hablar y actuar  con transparencia, que todo el mundo lo sepa, para democráticamente ajustarnos a las realidades y demandar de las autoridades el cumplimiento de sus promesas constitucionales de hacer y cumplir las leyes; sus promesas de mejorar la económia, porque si mencionamos que cumplan actuaciones rodeadas de valores morales y éticos,  no los tienen, a sabiendas de que el Presupuesto Nacional se maneja con un 50% para pagar deuda externa y el restante 50% para gastos corrientes de un inmenso Estado,  que en definitiva puede hacer o construir obras  de infraestructura solamente si toma dinero prestado a los poderosos de la Tierra. Se estima que en los pasados cuatro años, se tomaron prestados US$16 mil millones de dólares. El proceso continúa y todo indica que continuara.

La oposición deberá reclamar mayores ajustes al gasto, orden fiscal, reducción de la nómina estatal, mayor control de las divisas, y  generar con ahorro nacional la creación de infraestructuras.

La democracia se desarrolla como un juego de ajedrez: hay reglas, objetivos, propósitos y, claro, dos jugadores.  Uno de los jugadores debe saber  lo que tiene que hacer. ¿y el otro jugador? Nuestro reelecto Presidente nos ha hablado de tantas bienaventuranzas esperanzadoras que ansiosamente nos esperan,  que el jardín del Edén se nos quedó corto.

Nos ofrece un paraíso donde a todo lo que tenemos derecho, él nos lo brindaría como un regalo. Es decir, más de lo mismo, igual que en su anterior cuatrienio. Se continúa ofreciendo al pueblo lo que por derecho le corresponde.

El tercer tema debe ser: La impunidad. Vemos atónitos como los más sonados casos de asesinatos, robos al erario, contrabandos de drogas, armas, trata de blancas, mercancías y demás,  quedan impunes y no se logran condenas definitivas y la historia se repite año tras año y decimos que la  justicia es independiente, al punto que ni la seguridad jurídica ni  la ciudadana valen en el país.

El cuarto tema a debatir lo será el agua, pues ese producto  de la naturaleza y  no el petróleo debemos asegurarlo a las nuevas generaciones. Tenemos que volver a lo  básico aunque aprovechemos lo moderno. No se justifica que solo el 40% de los hogares,  recibe agua en la tubería de la vivienda. Que  nuestra agua no está purificada como debe ser.

El quinto tema debe ser: eliminar o reducir el endeudamiento en moneda fuerte, como complemento del presupuesto nacional para obras de infraestructura que básicamente deben ser con ahorros  del Estado.

El sexto tema debe ser: la salud y un nuevo modelo de seguridad social, pues estamos en un perfecto desastre  de desabastecimiento de medicinas y atenciones servidos por  médicos que cobran salarios de  miseria.   Nuestros políticos deben debatir cómo se resuelven estos graves problemas  señalando fórmulas  específicas,  de solución.

El séptimo tema lo seria: el ahorro nacional. Basta de tanto gasto, boato, lujo y disipación de los bienes e ingresos estatales. El uso de los dólares que tenemos hay que revertirlo, pues no podemos continuar importando más que lo que exportamos. Esto reduce entre otros ítems, el poder adquisitivo del Peso.

Tenemos que reverdecer el campo para surtir a todo el Caribe, Centro  y parte de Suramérica de vegetales y frutas y cuantos productos sea posible sembrar o fabricar.

Utilizar el cemento para construir nuestras Autovías, Carreteras y Caminos Vecinales o Productivos y hasta exportarlo.

Basta ya de venir a  buscar lo mío; a venderme; a dejarme comprar y a disfrutar la soberana ilusión de que podría lograr un acceso o inscripción en  la nómina pública, o, a un contrato de construcción o de suministro de bienes y servicios.  Basta ya del uso de la denominada  » maquinaria política».

Estamos ante la grave amenaza de la continuidad de ciertos procedimientos del actual gobierno que, por ejemplo: construye viviendas para gente pobre, no las vende, no las alquila, no las dona y sin embargo las presta con todo y ajuar, bajo el  modelo de La Barquita, de manera tal, que si el usuario deja el partido o no es proclive al mismo, pierde su “derecho” a vivir en él,  atentando así contra la dignidad de esa pobre gente que no ve posible su ejercer en pleno derecho la tenencia de  un techo. Por eso es obligado preguntarse ¿qué pasa con la oposición política?

La brutal, costosa por  desordenada y avasalladora   campaña gubernamental que ignoró el pensamiento democrático de los electores, que se mostró contra toda manifestación de opiniones críticas, la muy indigna consigna de que quien no estaba ni está en completo acuerdo con el Jefe del Estado,  era un enemigo definido de los ciudadanos decentes, y el resultante desprestigio de la  idea de «oposición política», han generado  efectos nocivos  para que se forme una opinión libre y responsable entre nosotros,  la mayoría  afanada  en conseguir el pan nuestro de cada día.

La oposición debe tener imaginación y no comportarse de manera rutinaria haciendo o diciendo que tal tema no es  político tratarlo, cuando precisamente es de alta política tratar los  temas que la mayoría pobre,  desposeída y sin voz, anhela que se solucionen.

Es oportuno entender que no solo hemos de demostrar que tenemos conocimiento claro del ideario demócrata, nacionalista  y Duartiano, con  capacidad para promover la formación de una opinión ciudadana crítica y responsable, sino defender  los principios constitucionales, con  un discurso lleno de alternativas dignas y positivas, y de medidas patrióticas, que seamos capaces de lograr acuerdos sobre lo básico que necesita la Republica.

La oposición tiene que devolver a la nación  la confianza y esperanza que el pueblo necesita,  sin confundir el optimismo con la  ilusión, de manera tal  que no nos falte imaginación para continuar siendo optimistas.

La oposición no deberá en consecuencia,  descalificarse entre nosotros mismos; ni hacernos  ataques o insultos;  que nadie haga  apología del terrorismo o de la violencia; que apoyemos a las víctimas de las  diferentes formas de violación de derechos humanos; que eliminemos comentarios sin sentido o repetidos, que nos constituyamos en veedores y analistas de todas las actuaciones gubernamentales y cuando podamos ayudar a crear un mejor país, lo hagamos, porque tarde o temprano estos dominicanos se irán del poder y tendremos para nosotros y el pueblo el Gobierno soberano e independiente que nos merecemos, como lo soñó Juan Pablo Duarte.

Los dominicanos debemos estar todos contra el establishment, y requerir de nuestros políticos dentro y fuera del poder los cambios drásticos, no graduales que necesitamos o no votaremos por ellos, pues tenemos que unir esfuerzos y construir nuestro país  con seriedad, sin lujos ni boato, con austeridad, con los empleados que el desarrollo exija no con “nominillas” ni “botellas”, generando empleos con la eliminación de los monopolios y oligopolios que traban la competencia y congelan los salarios, aumentando la base impositiva aunque reduciendo los excesivos  impuestos que solo obedecen al mantenimiento de un gobierno populista, gigantesco e improductivo  y  que nos endeudemos solo con lo necesario, de manera que  así nos conectamos política y emocionalmente con el tipo de gobierno serio que nos sugieren los Padres de la Patria.

El séptimo tema debe ser una  reforma tributaria, incluso discutida y debatida desde  ahora, para poner en marcha una economía mediante ayuda financiera a las empresas, corporaciones, entes de producción y empleos, con la  esperanza de que el sector capitalista local e internacional invierta más, reduciendo los procesos burocráticos,  los altos impuestos, eliminando impuestos como el de Anticipo y el Sucesiones y Donaciones entre otros.

El octavo tema debe ser: la eliminación de los monopolios y los oligopolios, que atentan con la competitividad, encarecen los productos y servicios  y  lesionan la economía.

Estos temas y muchos más por añadir, son desde tiempo inmemorial, comunes en su presentación, lo que necesitamos es enfrentarlos unidos y con dignidad  patriótica  para evitar que la Nación  se nos escape de las manos.

Muchos de nuestros políticos se callan como magos de circo,   sobre las fórmulas que bajo el brazo tienen  sobre cómo se enfrentan y solucionan estos temas y no son capaces de entregar las mismas aunque eventualmente se las ignoren y más bien nos ofrecen la  idea de que el país es quien se lo pierde,  por no elegir uno de ellos, porque ellos si saben lo que hay que hacer.

Ya está bueno de que pensemos en el pasado significando que somos una región golpeada por la pobreza y las desigualdades, cuando esta es la meta a desarrollar, a tratar  de colectivamente no ser pobres, construyendo riquezas para mejorar la calidad de vida. Hagamos nuestro país grande, nosotros mismos.

Dejemos de estar a la defensiva, hagamos propuestas viables de protección  de la nacionalidad, de defensa real de nuestros intereses;  de lograr empleos, de convencer a los inversionistas nacionales y foráneos a que traigan o hagan  sus sanas nversiones en nuestro país; trabajemos para  tener un verdadero estado de derecho, en  nuestro país libre, soberano e independiente.

¡Dominicanos, hoy se necesita sangre tipo Duarte!

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