Santo Domingo 23 / 31 Soleado
ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
12 de mayo 2024
logo
OpiniónRamón SabaRamón Saba

Salomé Ureña

COMPARTIR:

Dedico esta publicación a la memoria de quien se considera “Madre de la Poesía” en nuestro país, y que cumpliría en esta semana sus 168 años de nacimiento. En su honor se designó esta fecha como DÍA NACIONAL DEL POETA; en tal virtud, se estarán realizando importantes actos de recordación y como homenaje a su figura, varias instituciones e importantes gestores culturales, pondrán en marcha loables acciones, tales como un acto conmemorativo en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, entidad que lleva el nombre de su amado hijo, y que tendrá a Odalís Pérez como disertante, la cantautora Virna García hará gala de su talento interpretando poemas de la autoría de nuestra Salomé Ureña, bajo la dirección de Diómedes Núñez Polanco y Miguel Collado. Por otro lado, se estará dando inicio a la VII SEMANA INTERNACIONAL DE POESÍA, organizada por el poeta Premio Nacional de Literatura Mateo Mórrison, que cuenta con la presencia de renombrados poetas extranjeros y locales y en la cual tendré una modesta pero entusiasta participación.

 

Salomé Ureña nació en Santo Domingo el 21 de octubre de 1850 y murió de tuberculosis a los 47 años de edad, el 6 de marzo de 1897.

 

Poeta, pedagoga, madre abnegada, es considerada como la madre de la poesía nacional en la República Dominicana, razón por la que se conmemora el Día Nacional del Poeta en su fecha natal. Fue hija del también escritor Nicolás Ureña de Mendoza, de quien partió su formación cultural y amor a la lectura. Estudió francés e inglés y adquirió una elevada formación académica. Fue una alumna aventajada del insigne Eugenio María de Hostos.

Contrajo matrimonio con el escritor Francisco Henríquez y Carvajal (más tarde presidente de la República Dominicana) con quien procreó cuatro hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña. Su segundo hijo, Pedro, llegaría a ser una de las lumbreras humanísticas más destacadas de la América Hispana en el siglo XX. Al final de su vida se dedicó por completo a la tarea de mejorar la educación de las mujeres, creando en 1881 junto a su esposo, la primera academia femenina del país: El Instituto de Señoritas, en el cual se formaron las primeras Maestras Normales de nuestro país, el cual operó bajo su dirección hasta el 1893, cuando fue cerrado por el estado de salud de Salomé Ureña y reabre sus puertas en 1896, bajo la dirección de las las hermanas Luisa Ozema y Eva Pellerano; en 1897 cambia su nombre por Instituto de Señoritas Salomé Ureña.

Publicó sus primeros poemas bajo el seudónimo de Herminia, todos con un alto contenido patriótico. Luego en la primera antología poética dominicana Lira de Quisqueya (1874), se publican diez de sus composiciones. Su libro más celebrado es Poesías, en el que recopilan las composiciones líricas La llegada del invierno, Melancolías, Padre mío, A mi hijo (dedicado a Pedro Henríquez Ureña) y Páginas íntimas; de corte patriótico La fe en el porvenir y La gloria del progreso. Otros poemas de alto sentido patriótico de Salomé Ureña son A mi Patria, Ruina y Sombra (en el que manifestaba su desencanto ante la situación sociopolítica dominicana). Otros poemas de corte intimista y familiar son En  horas de angustias, En el nacimiento de mi primogénito, Tristezas, Quejas, Vespertinas, Mi Pedro (dedicado a su hijo Pedro Henríquez Ureña), Un gemido y Una lágrima, entre otros. No puedo dejar de mencionar su ternura manifiesta en el poema El Ave y el Nido, que tanto se lee en nuestras escuelas.

 

Junto a José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Deligne, son las figuras más prominentes de su generación. En 1877 recibió una medalla de la Sociedad Literaria Amigos del País, institución cultural que patrocinó, en 1880, la publicación de su obra Poesías. Todavía se le considera como la figura central de la poesía lírica dominicana de mediados del siglo XIX y también innovadora de la educación femenina en nuestro país.

 

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un poema de Salomé Ureña, que escribiera para el segundo de sus hijos:

 

Mi Pedro

Mi Pedro no es soldado; no ambiciona
de César ni Alejandro los laureles;
si a sus sienes aguarda una corona,
la hallará del estudio en los vergeles.

¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegos
algo de serio que a pesar inclina.
Nunca la guerra le inspiró sus juegos:
la fuerza del progreso lo domina.

Hijo del siglo, para el bien creado,
la fiebre de la vida lo sacude;
busca la luz, como el insecto alado,
y en sus fulgores a inundarse acude.

Amante de la Patria, y entusiasta,
el escudo conoce, en él se huelga,
y de una caña, que transforma en asta,
el cruzado pendón trémulo cuelga.

Así es mi Pedro, generoso y bueno,
todo lo grande le merece culto;
entre el ruido del mundo irá sereno,
que lleva de virtud germen oculto.

Cuando sacude su infantil cabeza
el pensamiento que le infunde brío,
estalla en bendiciones mi terneza
y digo al porvenir: ¡Te lo confío!

 

Por Ramón Saba

Comenta

[wordads]