Que viva la libertad, carajo!!! Es la frase que catapultó a Javier Milei y lo llevó a convertirse en Presidente de Argentina, el hombre con un discurso llano, sin poses, con elementos claros de antipolítica y sobre todo frontal, rompió todos los pronósticos planteados en un principio y logró que el pueblo argentino le votara mayoritariamente…sí, ganó la derecha, el anti-comunista; como lo lees, anticomunista en pleno siglo XXI, ha ganado la libertad (Milei Voice).
Inmediatamente, han surgido preguntas, y una de ella es; ¿por qué ganó Milei?, pero ese análisis será en un próximo artículo debido a que las razones son diversas, desde la globalización de la antipolítica hasta el quiebre de la democracia liberal con tinte social; aquí vamos a hablar de lo que plantea el presidente electo argentino, la libertad, carajo!
Pero qué es eso, la libertad
Cuando Milei habla de libertad hace referencia a que la economía y la política deben ser liberal, pero qué es “ser liberal”? Ese término surge en el siglo XIX con Thomas Hobbes y John Locke, y el concepto clásico prioriza la libertad del individuo, desde lo económico plantea el derecho del individuo a utilizar su propiedad como entienda, donde el Estado debe propiciar unas condiciones mínimas para que prevalezca la ley y el orden, donde la propiedad privada y el individuo no se vean amenazados.
Dentro del liberalismo existen varias escuelas económicas: la clásica, la neoclásica y la menos intermedia de todas, la escuela austríaca. Javier Milei dice identificarse con esta última, por eso se define como un liberal-libertario o un anarco-capitalista; en varias ocasiones se ha referido al término liberalismo duro y puro como única manera de combatir al socialismo duro.
Y una pregunta imprescindible es: ¿qué es la escuela austríaca? Esta entiende que la economía está integrada por individuos, que las personas son egoístas, pero no tan racionales, aunque tienen la capacidad de aceptar la tradición sin cuestionarla, que el comercio es el ámbito más importante de la economía y su principal recomendación en materia económica es el libre mercado y la no intervención del Estado. La postura de la escuela austríaca contra la intervención estatal es muy extrema, entienden que cualquier tipo de intervención estatal se convertirá en una pendiente donde la sociedad resbalará hacia el comunismo, lo que sabemos hoy que no se corresponde con la realidad, más allá del discurso político.
Y el lema; que viva la libertad, carajo. ¿A qué libertad hace referencia?
Milei ve como sinónimo de atraso, decrecimiento económico y subdesarrollo, cualquier tipo de intervención del Estado en asuntos económicos, y la “libertad” se opone a eso; por esta razón la solución que plantea a la crisis Argentina es una receta de libre mercado, bajar los impuestos, desregulación de los bancos y la reducción del Estado a su mínima expresión, porque según el planteamiento de los libertarios lo que fundó las bases del desarrollo occidental fue el libre mercado, pero qué tan cierto es esto?
El mito de la libertad
Una de las ideas más propagadas en la actualidad es que el capitalismo logró desarrollarse en occidente exclusivamente por el libre comercio y el libre mercado, según estos los gobiernos no cobraban impuestos a las exportaciones e importaciones y no colocaban trabas burocráticas al comercio internacional, pero cuál es la realidad?
Ningún país fue tan proteccionista como Estados Unidos, luego de la independencia, Alexander Hamilton, en su informe de 1791 al Congreso, expresó que esa nación debía industrializarse, y la forma ideal para hacerlo era “proteger y alimentar las industrias desde la infancia”, propuso aranceles, inversiones en infraestructuras, subvenciones, una ley de patentes, etc. A partir de 1816, Estados Unidos inicia una ola proteccionista que incrementa desde 1865 hasta la Segunda Guerra Mundial.
Otro país que erróneamente se piensa que se convirtió en un imperio comercial con el libre comercio fue Gran Bretaña, quienes desde Enrique VII promovieron la industria textil lanera por medio de la intervención gubernamental. En 1721 el Primer Ministro Británico, Robert Walpole, lanzó el programa de desarrollo industrial que daba protección industrial y subvenciones a sus industrias, gracias a esto logran convertirse en una nación muy poderosa económicamente. Las ideas de Adam Smith empiezan a aplicarse a partir de 1860, en ese entonces el país ya representaba el 20% de la producción industrial mundial y el 46% del comercio mundial de bienes manufacturados.
En la actualidad los países más industrializados del mundo suelen jugar muy bien en la reducción e incremento de los aranceles, dependiendo si buscan proteger o expandir productos en específico, de ahí que hoy las guerras comerciales sean un arma tan utilizada.
El Estado como base del desarrollo
El Estado es la máxima organización política a la que ha llegado la humanidad, y lo que ha garantizado el desarrollo de las naciones no ha sido que tan pequeño sea, sino su eficiencia y eficacia. Los países con mayor calidad de vida son aquellos que tienen menores niveles de desigualdad económica, y esto se logra garantizando salud, educación, buenos salarios, transporte eficiente, conectividad, etc., lo cual implica además de buena gestión de los recursos públicos, de altos ingresos al Estado para implementar políticas y ejecutar proyectos que vayan dirigidos a impactar esas áreas. Por lo que, los ingresos fiscales no deben ser menores, sino bien son gestionados por quienes gobiernan.
Los países más desarrollados suelen tener la presión fiscal más alta y menores niveles de evasión fiscal.
En conclusión, las ideas planteadas por Javier Milei en la campaña electoral, pudieron parecer atractivas, fruto de la crisis en la que ha entrado el sistema democrático argentino, desde lo político, lo social hasta lo económico, y cuando se entiende que no hay nada que perder, surgen estos outsider, con soluciones diferentes, a veces un poco mágicas, y como este caso; descontextualizadas.