Reducir los accidentes de motocicletas en la ciudad de Santiago es crucial para mejorar la seguridad vial en la República Dominicana, debido a la gran cantidad que se registran en la provincia.
Se evidencia una pobre inversión de parte del gobierno y las Alcaldías en lo que respecta a ese tema.
Aquí te mencionó algunas medidas, las cuales pueden ayudar a reducir los accidentes y víctimas en la ciudad Corazón:
- Educación Vial específica para motociclistas:
Consideramos que implementar campañas de concienciación y capacitación dirigidas a motociclistas para promover conductas seguras en la conducción sería una decisión que impactará notablemente en las familias y las comunidades; el uso adecuado de cascos homologados; respeto a las normas de tránsito y el manejo defensivo.
- Fomentar el uso del casco:
Fortalecer la fiscalización haciendo que se cumpla la Ley 63-17, en cuanto al número de ocupantes, límites de velocidad y de aditamentos de seguridad.
- Mejora de la infraestructura vial:
Eliminar los tramos y puntos peligrosos con señales suficientes propias de vías de 3 estrellas serían medidas trascendentales en procura del mejoramiento de la movilidad.
- Control de velocidad:
Es importante hacer uso de tecnologías para control de velocidad y aplicar la Ley que rige el sector.
El respeto a los semáforos, la prohibición de circular en aceras y la restricción de la circulación en ciertas áreas ha generado dolor y tragedias a las familias.
La inspección técnica a las motocicletas resultará conveniente de aplicarse con rigor una vez sea implantado el sistema de Revisión en la República Dominicana, exigiéndose sistemas de frenado avanzados, luces reflectantes, espejos retrovisores, eliminación de sonidos y emisiones inadecuados.
Sugerimos como fundamental que estas acciones se implementen de manera integral y coordinada, involucrando a múltiples actores, como autoridades locales, organizaciones de la sociedad civil, empresas y la comunidad en general, para que las mismas además, colaboren en la erradicación de talleres y carreras ilegales.
Por: Arístides Heredia