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15 de mayo 2024
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OpiniónCarlos Checo EstrellaCarlos Checo Estrella

Prioridad del desarrollo rural en RD

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Dentro de la visión de Nación que aspiramos a lograr para el 2030, la Estrategia Nacional de Desarrollo dice que: “República Dominicana como un país próspero, que promueve la  equidad,  la  igualdad  de  oportunidades, la justicia  social, que  gestiona  y  aprovecha sus recursos para desarrollarse de forma innovadora, sostenible y territorialmente equilibrada e integrada…”

Para que República Dominicana avance es necesario que la base de su desarrollo integral sea el desarrollo del área rural. Los altos niveles de la pobreza rural limitan su capacidad de aportar al desarrollo nacional.

La pobreza rural, expresada en bajos niveles de empleo, magros ingresos, ausencia de servicios básicos como salud, educación, vías de acceso y viviendas vulnerables. La injusta distribución de la tenencia de la tierra genera movilidad de la población hacia las ciudades. Lo que provoca concentración de la pobreza en las ciudades y la despoblación del campo.

La población rural en República Dominicana que, en 1960, equivalía al 69.81%, pasó a ser el 17.46% en 2020. La pobreza rural es provocada por la equivocada priorización de la inversión pública en grandes ciudades y un escaso nivel de inversión en el área rural.

La alta concentración del gasto y las inversiones en el Distrito Nacional genera graves distorsiones al desarrollo nacional. El caos, déficit de servicios, problemas de movilidad, arrabalización, alta vulnerabilidad y otros males de la capital son consecuencias de la baja inversión en el resto del País.

Nuestro país ha transformado gradualmente su economía hacia una menor participación relativa de la agricultura y una mayor participación de la industria y los servicios, entre los que destacan el turismo, las industrias ligeras, zonas francas y la construcción.

Para lograr mejorar la productividad, el empleo y el ingreso, es necesario iniciar un proceso dinámico permanente de transformación de las estructuras económicas sociales y políticas prevalecientes en campo.

El desarrollo rural debe ser parte del desarrollo equilibrado del territorio. “Reduciendo la disparidad urbano-rural e interregional en el acceso a servicios y oportunidades económicas, mediante la promoción de un desarrollo territorial ordenado e inclusivo»(END).

Para ello hay que aumentar el gasto social en educación, salud y servicios comunitarios en las zonas rurales, así como las inversiones en infraestructuras productivas. Mejorando las condiciones de vida del campo, apoyando la producción agropecuaria y el fomento y desarrollo de actividades económicas no agropecuarias, saldremos adelante.

 

Por  Carlos Checo Estrella

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