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8 de mayo 2024
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OpiniónRafael Rodríguez PérezRafael Rodríguez Pérez

Periodismo de  Investigación vs. Periodismo de Precisión

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En la mañana del 10 de septiembre de 2002 asistí por primera vez, en mi patria, Cuba, a una conferencia universitaria. Trataba sobre el periodismo y su objeto de estudio, y la dictaba un señor muy jovial, maestro de generaciones, cuyos métodos y formas de orientar aún extraño. Lo traigo a colación porque en algún momento de su clase, expresó: “El periodismo es una ciencia y un arte. Ciencia, porque tiene un objeto de estudio definido, que es la realidad objetiva, arte, porque debe ser cuidadoso y ameno”.

Este fue el primer concepto de periodismo que escuché, y parecía sencillo: una ciencia, un arte. Bastaron apenas unos meses para comprender que los conceptos, en cuanto ideas abstractas,  complejizan, engloban y generan nuevas ideas, y estas a su vez nuevos conceptos.

El hombre teoriza constantemente en su afán de comprender y nombrar los sucesos y fenómenos que surgen y ocurren en su mundo. Entonces el periodismo, sin perder nada de su anterior y sencillo concepto, se expresaba, también, a través de un conjunto de géneros, que eran las formas que tenía el periodista de abordar la realidad objetiva. Los géneros más conocidos eran cinco, a saber: noticia o información, entrevista, reportaje, artículo y crónica. Cada uno con sus características y especificidades; y aún más, enterarse que había, y hay, teóricos que disienten de este tiránico quinteto, y reconocen la existencia de otros.

Después, escuchar términos como periodismo impreso, radial, televisivo, o en los últimos años, para completar o hacer palidecer de una vez aquel romántico concepto inicial, clasificaciones más profundas, con un complejo y estructurado basamento teórico metodológico: periodismo de investigación y periodismo de precisión, modalidades de gran prestigio por las funciones sociales que cumplen, pero siempre envueltas en equívocos terminológicos.

Ambas provocan confusiones e incluso polémicas en torno a la esencia misma de sus conceptos, pues si bien algunos investigadores reconocen diferencias y métodos específicos en cada una, otros alegan que el buen periodismo, en todos los casos, siempre será preciso y estará avalado por una investigación previa.

En su artículo Periodismo de Investigación frente a Periodismo de Precisión: La necesidad de categorizar los modos periodísticos, Fernando Martínez Vallvey, llama a estas afirmaciones “falacias de accidente inverso” , pues si bien es cierto que todo periodismo lleva investigación y precisión, en los casos de estas modalidades, existen métodos especiales de investigación, así como niveles de profundidad y exactitud que resultarían excesivos e innecesarios si fueran aplicados en casos ordinarios.

La verdad es que ambas disciplinas cuentan ya con un cuerpo teórico y metodológico bien definido, de los cuales los investigadores han extraído diferencias, algunas coincidencias lógicas, y puntos de intersección.

El periodismo de investigación, según P. Secanella, tiene una esencia muy bien definida, que es el “enfrentamiento, oposición o contraste, de papeles entre políticos y periodistas”  .

Montserrat Quesada, ampliando tal perspectiva, expone que el periodismo de investigación no debe limitarse solamente a informar de situaciones que no se producen de la manera en que debieran, sino que siempre debe haber implícita una voluntad de denunciar  tales situaciones. No basta, en fin, con que un texto periodístico esté repleto de cifras, datos, estadísticas, fechas, para  ser considerado como periodismo de investigación, pues estos datos pueden haber sido obtenidos en conferencias, declaraciones oficiales, etc., sin realizar una verdadera investigación.

El periodismo de precisión, por su parte, según Philip Mayer , “es la aplicación de métodos científicos de investigación social y comportamental a la práctica del periodismo”

Conceptualizadas ambas modalidades, saltan a la vista  diferencias esenciales, que pueden observarse en tres aspectos muy definidos: protagonismo,  personas, y método.

En el periodismo de investigación, afirma Vallvey, el protagonismo se nota claramente, pues el “objeto sobre el que se informa son acciones concretas de personas también concretas, mientras que en la modalidad de precisión son mucho más importantes los procesos, los fenómenos sociales”.

En el primero el profesional construye un relato con abundantes citas y casi siempre en orden cronológico, en el segundo los indicadores numéricos se convierten en el centro de la investigación.

En cuanto al aspecto (personas), el periodista investigador, entabla relaciones con sujetos, conocidos o no, que no necesariamente forman parte de los llamados “circuitos habituales de información”, y que desean permanecer en el anonimato, en cambio, el periodista de precisión se relaciona con fuentes que puedan ofrecer datos concretos, sin preocuparle en lo más mínimo si desean o no permanecer ocultos.

En cuanto al (método), en el periodismo de investigación es sumamente importante el llamado “olfato periodístico”, puesto que no existen como tal pautas específicas para el trabajo investigador, en el otro, sin embargo, debe seguir pautas y métodos de trabajo inmutables, sin desviarse nunca de la meta que se quiere alcanzar, bajo riesgo de invalidar el método elegido.

Las coincidencias entre las dos modalidades no son absolutas, sino más bien de orden lógico. La más relevante es que ambas intentan superar el  periodismo de declaraciones, pues mientras este pretende mantener el statu quo, los otros presentan una realidad que puede mover a los ciudadanos en un sentido u otro.

Otras dos conexiones  se explican por sí solas, pues son la iniciativa (en ambos casos del periodista) y la necesidad de verificación de los datos con los que se trabaja.

Los puntos de intersección señalados por Vallvey son la denuncia y la actualidad. La primera, casi una condición indispensable del periodismo de investigación, pues este trata de sacar a la luz temas cuyos protagonistas desean mantener en  secreto, y en el caso del periodismo de precisión, porque en ocasiones puede tener un “ánimo  denunciante”.

En cuanto a la actualidad, es fácilmente apreciable otro punto de contacto en el hecho de que ambas disciplinas no ven la actualidad simplemente como lo último que ha ocurrido, es decir,  no como un hecho concreto, sino como un proceso.

Como vemos, existen disímiles maneras de abordar la realidad objetiva desde el periodismo,  sin que por causa de sus métodos y especificidades dejen de cumplir las funciones sociales que les corresponden. Sin embargo, no se trata tampoco de confundirlas o fusionarlas inútilmente. Una mayor precisión terminológica permite comprender mejor cualquier fenómeno. El periodismo de investigación y el periodismo de precisión son modalidades diferentes.  Una vez más, los teóricos han presentado pruebas y argumentos. Para qué resistirse sino para oponer,  como escribiera Vallvey, “falacias de accidente inverso”.

 

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