Las crisis pueden ser de oportunidades, si las tomamos por el lado bueno, pero delicadas si permitimos que los aspectos negativos explosionen y se expandan como verdolagas.
La delincuencia no es nueva en el país, y ha sido consistente en su crecimiento y se ha venido manifestando de múltiples maneras. Los asesinatos en una barbería en San Francisco de Macorís lucen como un ajuste de cuentas al estilo de las mafias.
Y lo mismo con las bandas enfrentadas en San Cristóbal, que contrario a los pobladores, la Policía Nacional lo atribuye a un conflicto social.
Los atracos se proliferan y muchos pueden estar considerándolos como una manera de “buscársela”, justificándose con la pandemia.
El estrés genera violencia.