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26 de abril 2024
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OpiniónRamón SabaRamón Saba

Néstor Medrano

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Nació el 30 de noviembre de 1970 en Santo Domingo. Su nombre completo es Néstor Felipe Medrano Rodríguez

Narrador, Poeta, ensayista y experto en literatura infantil-juvenil. Terminó una licenciatura en   Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Mercadeo en Universidad APEC y Ciencias Políticas en el Instituto José Reyes. Ha trabajado como periodista por más de 17 años, en los periódicos Listín Diario y El Caribe. Fue visitador a médicos en las empresas Nutrifarma, Cofarca y Acromax Dominicana. Analista de información en la Dirección de Análisis y Estrategias del Poder Ejecutivo (DIAPE). Actualmente pertenece al staff de periodistas de la Presidencia de la República, particularmente en la Dirección General de Comunicación.

Néstor Medrano tiene varias obras publicadas, entre las que podemos mencionar la novelas para adultos “¿Dónde está Johnny Lupano?”, “Huracán” y “Sotanas en el lodo”. También las novelas infantiles: “Héroes, Villanos y una aldea” y “¿Veremos los tucutús, abuelo?”. En ensayo “Las huellas literarias de Juan Bosch”. Su producción poética se recoge en algunas publicaciones y antologías, como por ejemplo “Poetas de la Era”. Sus cuentos, poemas y ensayos han sido publicados en las revistas Letralia, de Venezuela; Global, de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo; Mythos, Vetas y País Cultural, entre otros.

Néstor Medrano

Néstor Medrano ha sido favorecido por importantes reconocimientos y premiaciones, entre ellas haber obtenido el premio único de poesía en el certamen literario de la centenaria Alianza Cibaeña, Eugenio Deschamps, en Santiago de los Caballeros por el libro inédito “Escritos con agua de lluvia”. Asimismo, en el mismo certamen obtuvo mención especial con el libro también inédito “Cuentos de Vapor y de Sombras”. Fue primer finalista en periodismo con el reportaje “Niños buzos viven entre la basura y olores nauseabundos”, Concurso Anual de periodismo de Visión Mundial. En el 2016 obtuvo el tercer premio en el IV Concurso Internacional de Novela Contacto Latino, Pukyari Editores, en Nueva York, con la novela inédita “El anciano del cuarto 14”.

El escritor y publicista Efraím Castillo considera que en la novela “¿Dónde está Johnny Lupano?” emergen las secreciones oscuras de una política nacional que, aunque ha tratado de cambiar mediante las victorias electorales de nuevos mandatarios, vuelve siempre al expediente del clientelismo político, un asfixiante cáncer que los contamina y empuja hacia el basurero que acoge los fraudes, los asesinatos y la malversación. Es ahí donde Néstor Medrano, con suma maestría, inserta el canon negro a la narración, explayándola hacia el discurso híbrido que toca las novelas policiales latinoamericanas. Así, en menos de cincuenta mil palabras, Néstor Medrano invita al lector a meditar sobre los motivos, ya sean políticos, amorosos, económicos o de angustia existencial, que merodean el espacio de la desaparición física como crimen, a través de un texto inyectado, sazonado y servido con la hibridez que se asienta en el autor latinoamericano, aprisionado en regímenes abiertos a las lóbregas prácticas del crimen, asentándolas en argumentos que sobrepasan las más sombrías tramas del argumento negro. Lo memorable de la novela “¿Dónde está Johnny Lupano?” no reside tan sólo en su tejido híbrido, sino que Néstor Medrano, desde una memoria que no vivió, pero que conoce como aquellos que han posado una somera mirada a la historia reciente dominicana, inyecta —en la vena correcta del texto— un súmmum de las maquinaciones que han propiciado, por falta de estrategias medulares, la permanencia de las estructuras carcomidas del pasado, impidiendo un proceso de vertebración social, capaz de determinar y valorar desarrollos humanos integrales.

La periodista Yaniris López se pregunta ¿Qué se le puede pedir a un libro que, ambientado en la Era de Trujillo, le insinúe al lector un posible final justo en su título? Sólo que tenga guardada por ahí alguna sorpresa. Por suerte, “¿Dónde está Johnny Lupano?”, del periodista y escritor Néstor Medrano, la tiene. Escrito en 2002, el libro fue finalista en 2005 de un premio internacional patrocinado por la Fundación Cabana. Tras una década en la que recibió algunos cambios, fue finalmente publicado por Ediciones de Cultura este 2012. La trama parece sencilla. El letrista norteamericano Johnny Lupano, esposo de la artista (deseada por Trujillo) Isabel Gutiérrez, desaparece y hay que buscarlo. Esa búsqueda no se limita a los dolientes de Lupano. No. Todos están interesados en encontrarlo, incluso el régimen. Y entonces aparece la actitud prejuiciosa del lector: ¿otra novela sobre la desaparición de personas durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo? No necesariamente, explica el mismo Néstor Medrano: “Lo que me propuse fue escribir la historia de una pareja que vive una situación de amor conflictiva y la ubiqué en la etapa final de la Era de Trujillo. ¿Por qué? Porque, además de que la etapa final de la Era de Trujillo implica un sinnúmero de hechos que marcaron el país de manera sensible, es una etapa rica en sucesos y, contrario a lo que opinan muchos escritores y críticos, creo que la Era de Trujillo forma parte de una etapa que no se ha explotado bien de manera literaria”.

Finalmente, el crítico literario Luis Beiro estima que Néstor Medrano tiene fibra de escritor. Lo recuerda redactando sus textos literarios, entre noticia y noticia, en las noches del Listín Diario, periódico donde trabajó por varios años. Néstor Medrano laboraba para el cierre del diario. Desde horas tempranas de la tarde asistía a los servicios encomendados y ya entrada la noche su labor consistía en redactar las historias que se publicarían al siguiente día. Al terminar su labor, siempre le quedaba tiempo para ir escribiendo poemas, cuentos y novelas. A veces cabeceaba. Varias veces pasé por su lado y observé sus manos detenidas sobre el teclado y sus ojos se abrían y cerraban a la luz del cansancio. Estaba extenuado. Pero el fantasma del escritor que llevaba dentro lo obligaba a no irse a dormir hasta que concluyera la estrategia del día. Le decían “el poeta” porque él mismo se complacía en decirlo. Se sentía poeta, le corría por la sangre algo más que serlo. Quería ser un escritor y estaba consciente que tenía que hacerlo bien. Escribir a como diera lugar, todos los días, sin pensar en otra cosa que avanzar sus textos una y otra vez.

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un fragmento de de la novela “La sotana” de Néstor Medrano:

“Algo le llamó la atención en la habitación donde Józef Wesolowski pernoctaba en espera de juicio. Escuchó el televisor encendido a muy alto volumen. Fue hasta allá. Ingresó despacio al contemplar al destituido nuncio dormido, sentado en un sillón frente al televisor, con ña cabeza ladeada hacia la izquierda. Quiso despertarlo para que se acostara en su cama. Wesolowski no respondía. Lo llamó varias veces, le tomó el pulso, Wesolowski estaba muerto. “

Por Ramón Saba

 

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