Estamos viviendo en la época de Pos-verdad, el desarrollo de un mundo confundido por la mala información. Existe un mal entendido, a propósito; todo un cumulo de desafíos que crean una cortina de falsedad monitoreada. Para eso necesitamos una vacuna. Vivimos en un mundo expuesto a la desinformación con propósitos muy malignos donde el todo se convierte en casi nada.
La información robotizada, para consumo, es una modalidad de conveniencia industrial que representa un ahorro a la Corte gubernamental. Con la restricción del personal humano podemos rendir o aminorar cosas, números etc. Existen grupos humanos que se presentan como magnates de la noticia falsa-. Vivimos en un mundo donde se nos trata como analfabetos funcionales-o-alfabetizados recientes, con funciones. El espesor de contradicciones tradicionales, en que nos envuelve todo sistema político, nos pasa desapercibido o mejor dicho a kilometro. Sabemos, de lo moderno diez años luego. Este contraste de conocimiento de los adelantos científicos y las necesidades cotidianas persisten debido a la falta de evolución del suministro de hermandad entre ciudadanos para hacer causa común. La mala información y la lentitud de los adelantos científicos hacen de nosotros una viga innecesaria en la construcción de un futuro cómodo.
Sería necesario la organización de equipos de trabajo, como aprecio a la humanidad, que justifique las necesidades, en prioridad, para entonces decidir un cambio en la estructura del accionar político informativo. Prefiero que entiendan que es una necesidad contar con nosotros en la distribución de los últimos adelantos científicos, medicinales y de defensa.
No nos olvidemos de Jorge Ramos, los Clinton y otros traidores que quieren la unificación de la isla-, nunca plantean la unidad de Estados Unidos y Méjico. Todavía no lo pretenden, pero será una realidad. Los mejicanos ya empezaron a plantear la unidad de Estados Unidos y su país.
Ahora estamos expuesto a las funciones de ejecutivos, que son ganar sin merito, pero ganar; la basura blanca, gente como yo pero, pobre causa y efecto. Los hombres que servimos solo para lo que nos prometemos no tenemos cabida en esta sociedad. Esa barranca por donde se derrumban mis buenos deseos para caer al pozo húmedo y peligroso. Ahí donde nace y muere el amor.
La tenía tan cerca, pero la distancia no me permitía tocarla; la adore en el invierno porque daba calor, su olor provocativo endulzaba mi alma, ella no lo sabía, no necesite ser valiente, el valor es cuestión inevitable, unos tienen poco y otros nada. Mi patria sigue sangrando, inmóvil, invencible tan cerca de la agonía, pero no aparecen sus lágrimas; su sonrisa es inmortal y contagiosa como un maniquí. ¿¡Oh Dios, te estoy tentando!?
Así mi patria ha entrado en una nueva etapa de los últimos 100 años, sin alguna preparación para los problemas tan agobiantes que tenemos. Existe una pérdida moral que reflecta hasta la saciedad, pérdida de visión para el futuro y un arrepentimiento brutal por no haber hecho lo suficiente por mi patria. Pero, lo que sé es que este invierno terrible no se irá tan rápido como deseamos. La mala información parece un cáncer incurable.
Por Román Polanco
