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27 de junio 2024
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OpiniónMiguel ColladoMiguel Collado

Juanita Díaz, educadora y poeta janiquera

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Perspectiva biográfica y educativa

En mi muchachez, en mi pueblo, sabía de ella por el nombre de Juanita Collado, hija de Bélgica Collado y Arsenio Franco. Había nacido en la Villa de Santos Tomás de Jánico el 7 de marzo de 1936. Su madre, oriunda de Jánico; su padre, oriundo de la ciudad de Santo Domingo. Joven estudiosa y de reconocida fama como excelente estudiante en la Escuela Primaria-Intermedia de Jánico, por lo que obtuvo, como premio a su alto nivel de aplicación y gran rendimiento académico, una beca para estudiar magisterio en la Escuela Normal «Pedro Molina» del municipio de Licey, perteneciente, igual que el municipio de Jánico, a la provincia de Santiago.

Su primer trabajo como maestra lo ejerció en la Sección de Damajagua, Jánico, en la primera mitad de la década del 60 del siglo XX. También trabajó en la comunidad de Don Juan y poco después se trasladó a la ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, para seguir ejerciendo el magisterio en la Escuela Primaria-Intermedia «Elvira de Mendoza», en el Sector de Los Mina. En este centro, entre 1964 y 1965, fue profesora de Matemáticas, Geografía y Ciencias Naturales.

En 1966 emigró a los Estados Unidos de América con su familia, estableciéndose en la ciudad de Newark, en el Estado de New Jersey, donde ha residido hasta el día de hoy. En Santo Domingo había contraído matrimonio con el dominicano Juan Díaz Ruiz, con quien procreó a Betsy Josefina, Jorge Eduardo y Ricardo Augusto. Todos nacieron en la República Dominicana y todos pasaron a vivir en esa nación de Norteamérica. «Yo extrañé mi país, pero me acostumbré a mi vida y hogar en New Jersey. Aquí encontramos buenos amigos y nos unimos a un grupo de la iglesia cristiana y comenzamos a crear organizaciones», nos confesó ella con su característica humildad.

La poeta y educadora Juanita Díaz

Su profunda vocación cristiana —herencia familiar e influencia cultural de su patria chica— fue puesta de manifiesto en poco tiempo, integrándose al movimiento altagraciano de la ciudad estadounidense que la recibió como a una hija: «De inmediato vimos la necesidad de las misas en español y, junto a un grupo de dominicanos, formamos una organización de Nuestra Señora de la Altagracia en la parroquia nuestra del Perpetuo Socorro en Newark, creando la primera misa de la Altagracia», nos cuenta ella, con inocultable emoción y un dejo de nostalgia.

Demostró su profunda sensibilidad humana cuando el huracán David azotó la República Dominicana, pues siendo en ese entonces presidenta del Club Cultural y Recreativo Santo Domingo de Newark trabajó con un grupo de voluntarios colectando alimentos, ropa, medicinas y otros tipos de ayuda para los damnificados. En esa ciudad, además, cooperó con la Liga de Béisbol de dicho club y fue presidenta de las Damas del Perpetuo Socorro, presidenta de los Altagracianos Unidos del Estado de New Jersey e integrante activa del Consejo de organizaciones Dominicanas de la Ciudad de Newark.

Por sus largos años al servicio de la comunidad norteamericana en la que ha vivido por más de 60 años, ha recibido varios reconocimientos de parte del Consulado Dominicano de New York, de la Alcaldía de Newark, del Club Juan Pablo Duarte, de la Iglesia Santa Rosa de Lima, entre ellos: Medalla al Mérito de la Catedral Basílica de Newark y también la dedicación del Primer Desfile Dominicano de dicha ciudad. A pesar de tantos logros alcanzados en la patria de Walt Whitman, Juanita Díaz nunca ha dejado de pensar en la suya, y muy especialmente en su añorada patria chica: Jánico.

Perspectiva Literaria

Le preguntamos, vía correo electrónico, sobre sus inicios en el quehacer literario y ella nos dijo: «Comencé a escribir poesías y décimas a temprana edad en Jánico. En mi pueblo me involucré en grupos con otros estudiantes, creando cuadros de comedia y veladas y contando cuentos de humor». Esto ocurrió en su adolescencia, en los años 40 del siglo pasado.

Su obra poética había permanecido inédita hasta el 2010, año en ella, bajo nuestra supervisión editorial, publicó su primer poemario: Añoranza: confesiones intimistas. Este libro fue puesto en circulación en la ciudad de Newark la tarde del 10 de julio del 2010. Tuvimos el honor de decir unas palabras de presentación. Había un invitado especial: el poeta y crítico literario José Segura.

Portada del libro Añoranza

El libro tiene tres secciones: «Confesiones intimistas» es la primera, en la que aparecen escritos con motivaciones profundamente intimistas, atravesados por el sentimiento filial básicamente; la segunda es «Una elegía solidaria», donde podemos leer el poema «Tragedia en Haití» con un ligero ritmo propio de la décima, subgénero lirico muy típico del folklore literario de las Antillas Mayores; y la tercera parte, titulada «Acrósticos», que reúne versos dedicados a personas que les son caras en afecto a la autora.

Intentemos dar un paseo lectural por cada una de esas secciones en las que está estructurada la obra para que tengan los lectores, así sea de manera panorámica, una aproximación a esta primera creación literaria de Juanita Díaz.

Confesiones intimistas

Toda la obra de Juanita Díaz es una confesión de fe y de identificación con el ser humano, con el hijo o con el nieto por cuyas venas fluye su misma sangre, con el amigo y con el pueblito en el que vio por primera vez la luz del mundo. Su franqueza intimista está permeada por su vocación cristiana, por su amor a los demás. He aquí la desnudez espiritual de un alma pura, de un ser humano singular, de honda vocación mística.

Díaz le rinde homenaje a la amistad en su texto en prosa dedicado a su amiga María al cumplir ésta sus 60 años de edad. Concibe la verdadera amistad como un lazo de hermandad irrompible, como un regalo divino. Su hondo sentimiento materno queda simbolizado en su texto en prosa «A mi hija Betsy», lleno de ternura y de gratitud hacia su propia hija: «A las seis, muy de mañanita, nació y llegó a nuestras vidas una bella princesita: sus cabellos doraditos, su piel lozana y blanquísima —un primor—, con su sonrisita, todo un regalo divino».

Una elegía solidaria

A Juanita Díaz le duele el dolor ajeno y lo sufre como si fuera suyo. Es como si dentro de ella hubiera reencarnado el sentir lejano del dramaturgo Publio Terencio, aquel romano que en el año 165 a. C. escribió en su obra El enemigo de sí mismo la sentenciosa frase por la que hoy es recordado en el mundo: «Hombre soy; nada de lo humano me es ajeno» [Homo sum, humani nihil a me alienum puto].

Y esa sensibilidad ella la ha dejado expresada en su gesto de solidaridad ante la tragedia que, en marzo del 2010, conmovió a todos los que habitamos este herido planeta Tierra: nos referimos a la tragedia haitiana a causa del devastador terremoto que azotó la parte occidental de la isla de Santo Domingo.

En su poema Tragedia en Haití, una conmovedora elegía solidaria, ella exclama: «Una estela de dolor y destrucción / ha dejado un terremoto en Haití. / Pensemos en los niños / huérfanos y sin hogar; / pensemos en los ancianos, / en los heridos y desvalidos».

Y pensar que 14 años después de ese grito solidario de Juanita Díaz, la tragedia de Haití aún no ha visto su fin. Son otras las causas y son otras las razones, peores quizá que el terremoto del 2010.

Acrósticos

El acróstico es un recurso de expresión poética muy común en la cultura literaria hispana. De fácil modo de construcción, iniciando cada verso con una de las letras del nombre del personaje al que se le canta o rinde homenaje, con frecuencia en su aniversario. Por eso casi siempre el acróstico tiene un carácter festivo y sencillo. Con el mismo el autor deja constancia de su afecto o admiración hacia el personaje, que puede ser un hijo o una hija, un amigo o una amiga, una novia o una esposa o una figura de importancia histórica o cultural. Es decir, es un recurso literario que no exige rigurosidad en su construcción y que es apropiado para expresar emociones y sentimientos.

Un acróstico muy tierno, intimista, es el que Juanita Díaz le escribe a su nieta CYNTHIA, con ese amor tan consustancial a las abuelas:

Cumples hoy tus quince años

Y a Dios, nuestro Señor, pedimos

No permita que en tu vida

Tentaciones te perturben,

Haciendo que crezcan siempre

Ilusiones positivas

A través de tu destino. 

Finalmente

Es preciso decir que no hay en la autora del poemario Anoranza, ni por asomo siquiera, pretensiones de alcanzar cima literaria alguna; solamente hay una aspiración emocional, de manifestación de amor filial, de satisfacción personal pura y simplemente.

Por: Miguel Collado

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