Gritar fraude y no demostrarlo es hacerle daño a la institución que tiene la encomienda de organizar y certificar la pureza de los procesos electorales del país.
Dejar pasar las elecciones sin impugnar una sola mesa para alegar irregularidades a posterior es una irresponsabilidad y una bofetada a la democracia que hemos construido a sangre sudor y lágrimas tras la caída de la tiranía de Trujillo.
Ahora pretender involucrar exmilitares en el supuesto cuidado de las elecciones de febrero y mayo del año que viene es agregar un ingrediente peligroso,pretender pasar por encima de la Junta Central electoral e invitar a la posibilidad de un desorden de consecuencias impredecibles.
Así no se fortalecen las instituciones, así no se hace política ni se hace patria,así no se fortalecen las instituciones ni la democracia, y es triste que todo esto tuviera su inicio cuando un expresidente de la república pierde una convención interna de su partido y no ha podido probar el supuesto fraude de ni ninguna manera, así no!
POR GERMÁN MARTÍNEZ
