Aquí se publicita quizás en demasía todo cuanto están haciendo o quieren hacer desde el gobierno y hasta de el sector privado, pero pasado un tiempo no se conocen de resultados y lo anunciado queda en el olvido.
La historia patria debe ser materia de primer orden en todos los niveles de la educación, pero no por problemas con Haití ni con nadie, sencillamente porque los pueblos tienen que conocer quienes son, de dónde vienen, sus héroes y hasta sus villanos, es parte del ser nacional que no puede estar en el olvido.
Y es una vergüenza el desconocimiento que hay a todos y niveles de nuestra historia, del Padre de la Patria, de los que le acompañaron en la empresa de darnos una nacionalidad y un nombre en el concierto de naciones civilizadas, y en fin de la Restauración y de todo en sentido general.
Brillante, y más que brillante ha sido la labor del Archivo General de la Nación, de Efemérides Patria cuyo Presidente acaba de comenzar la publicación de una columna en el decano de la prensa el Listin Diario, de el Instituto Duartiano y de la academia de la historia, pero ellos no forman alumnos, no pueden ir a las aulas, sus recursos son limitados, su presencia en fechas específicas.
Es al Ministerio de educación que compete tomar para sí como un necesario ejercicio de compromiso real con las presentes y futuras generaciones de dominicanos que tienen el derecho y el deber de conocer su historia, y a quienes lo dieron todo por darnos una nacionalidad.
Es hora de hablar menos y gastar mucho menos en publicidad y en proyectos y comenzar a formar maestros en historia patria, y en comenzar a dar charlas y donar libros, en fin comenzar a trabajar en los estudiantes desde los más pequeños hasta los universitarios que arrastran el desconocimiento de la historia patria como la peor de las vergüenzas en un país y en un gobierno dónde se gasta tanto anunciando lo que se hace o piensa hacer, pero luego un manto de olvido lo cubre todo y la historia patria es la gran ausente en todos los proyectos públicos y privados, es hora de poner fin a ese irrespeto por lo nuestro y ese desamor oficial y privado por quienes lo dieron todo para legarnos una nacionalidad de la que tenemos muchas razones para estar orgullosos.