EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El evangelista Anderson Núñez, hizo un llamado a la sociedad a tener cuidado, ya que se están viviendo los últimos tiempos.
Núñez, reconocido por su incansable labor de predicar sobre los valores espirituales y la importancia de mantenerse alerta ante los desafíos de la era moderna. En un mundo cada vez más inmerso en la vorágine de la tecnología y la conectividad digital, ha hecho hincapié en la necesidad de prestar atención a los signos de los tiempos que se están viviendo.
El evangelista destacó la preocupante realidad de que los seres humanos se encuentran inmersos en un constante combate, enfrentando hasta 10 guerras diarias. Entre estas batallas, resalta el bombardeo implacable de las redes sociales y el internet, fenómeno que ha permeado todos los aspectos de la vida cotidiana.
“Mi gente hoy en día nosotros los seres humanos estamos peleando 10 guerras diarias, bombardeando con las redes y el internet”, indicó.
Anderson Núñez se expresó en ese término durante la conducción del programa “Cristianos en Confianza”, transmitido por la plataforma digital El Nuevo Diario TV.
(Ver Programa).
En este contexto, enfatiza la importancia crucial de que los padres estén atentos y protejan a sus hijos de los peligros que acechan en el mundo digital.
Núñez advierte sobre los efectos devastadores que esta sobreexposición puede tener en las familias, señalando un aumento preocupante en los casos de divorcio, muchos de los cuales se originan a raíz de infidelidades descubierta por el internet y la influencia nociva de la pornografía, una tentación que acecha a todos, y que ha sido exacerbada por la facilidad de acceso que proporciona internet, describiendo esto como parte de los tiempos finales.
Asimismo, el evangelista destaca la triste realidad de los conflictos familiares por disputas de herencias, llegando incluso a casos extremos donde los hijos matan sus padres como consecuencia de la codicia desmedida.
Núñez asegura que esta serie de problemas son síntomas de una sociedad que ha perdido el rumbo moral y el discernimiento, priorizando el afán por el dinero sobre los valores fundamentales que sostienen la integridad humana, pero sobre todo de poner a Dios en primer lugar siempre y vivir conforme a su voluntad.
En este sentido, insta a que la sociedad retome el camino de la rectitud y la compasión, reconociendo la importancia de preservar la integridad familiar y los valores espirituales en medio de los desafíos de la era moderna.
