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10 de mayo 2024
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OpiniónWhenshy Wilkerson Medina SánchezWhenshy Wilkerson Medina Sánchez

En República Dominicana , se valora la Ley de Animales más que la persona envejeciente

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Según datos ofrecidos por investigadores nacionales e instituciones internacionales de desarrollo humano como The Economist Intelligence Unit (EIU), la República Dominicana es el peor país para morir. Todo esto tiene una razón, un propósito y sobre todo una solución para la evicción de esta gran amenaza contra todos los que esperamos llegar a una edad avanzada o morir de vejez.

Sin embargo en nuestro país, la Ley No. 248-12 de Protección Animal y Tenencia Responsable, tiene mayores consecuencias y sanciones para los que maltratan los animales. Pues al parecer, los animales en República Dominicana, son más protegidos por nuestro Estado que los Envejeciente que mueren a diario por carencia de servicios y por falta de afecto y compromiso social de su propia familia.

La vida y la muerte son dos alas de un mismo pájaro. El patrón familiar de hoy es tan distinto donde ya niños nacen y crecen y hasta mueren sin nunca haber conocido a su papa. Hoy en día vemos como los tres componentes de esa “familia” van juntos al pediatra: el papá, la mamá y el niño. Pues nuestra sociedad ha sido tan irresponsable en crear tantos derechos que no se ha detenido a pensar en los “deberes” que son los que nos enseñan a vivir, convivir con los demás y a morir dignamente sin tachas y sin marcas negativas.

Qué pena, que durante la etapa del crecimiento y desarrollo nuestros gobiernos nunca han pensado en la importancia de una familia sana donde hayan más deberes que derechos, donde una niña no se convierta en madre antes de los 14 años, donde no se desoriente la juventud enseñándole a tener sexo irresponsable, donde tengamos una familia conformada por padres responsables llenos de valores y principios morales y espirituales.

Después que tengamos esto, entonces podremos entender a nuestros padres y a nuestros abuelos cuando lleguen a viejos. Pues la vejez es de las tres etapas la más riesgosa porque ella va acompañada de enfermedades, desolaciones, angustias, vacíos, confusiones, nostalgia y hasta deseos de la misma muerte.

El promedio y esperanza de vida en nuestro país es de 75 años, y si dividimos esta cifra en 3 significa que hasta los 25 años se aprecia la edad base para crecer y decidir qué hacer, pues a la edad hasta los 50, ya se para el desarrollo y se tiene una vida definida y estable, y finalmente viene la edad de los 75s, donde el hombre comienza a entender que su vida puede ser asaltada por la muerte en cualquier momento o circunstancia.

Pues en la Republica Dominicana, existe la ley No. 352-98 sobre Protección de la Persona Envejeciente, del 15 de agosto de 1998, que crea además el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape), y dicha ley tan importante para todos los que Dios nos de larga vida, no tipifica la Obligación de Manutención de los Padres envejecidos contra los hijos irresponsables, como un delito penal.

Pues, solamente el artículo 13, que expresa: Toda(a) Envejeciente indigente, desamparado, discapacitado y en general, que se encuentre en situación económica que no le permita su subsistencia, tiene derecho a recibir una pensión alimenticia adecuada de sus familiares de manera que le garanticen una vida digna y segura.

Sin embargo, el propio texto legal no establece las 3 características para la eficacia de la aplicatoriedad de la ley: a saber: 1) Establecer las responsabilidades directas hacia los hijos, 2) El procedimiento penal competente, 3)  La sanción contra los incumplidores.

Si lográsemos aprobar estas tres características, pues tendremos una cultura proteccionista hacia esos viejitos desamparados por sus propios hijos, habremos eliminado una parte de la pobreza social, habremos vencido la falta de valoración y atención hacia nuestros padres envejecidos y abuelos desprotegidos, habremos alcanzado un nivel de integración familiar que obligue a los hijos a luchar por un bienestar familiar y ver la familia como una responsabilidad para toda la vida.

Lo lamentable es que nuestros gobernantes y nuestros legisladores no se preocupan en la actualización y creación de leyes a favor de este sector importante. Pues aparentemente el Estado se convierte en uno más de los que atropella a los viejitos con negarles pensiones, ayudas en hospitales, negación de servicios de salud por parte de aseguradoras, abandono de apoyo psicológico y emocional, falta de ayudas hasta a sus propios funerales…

Ojala repensemos en una política de inversión hacia los envejecidos, pues la etapa donde más socialización necesita el ser humano es precisamente en la vejez y el Estado debe entender su rol de proteger la última etapa con la que todos vamos a morir si es que Dios nos da larga vida.

Por DR. WHENSHY WILKERSON MEDINA SANCHEZ

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