EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – Sorprendente, recrea y distrae a la vez por ejemplo sabe que en Siempre resulta agradable, y a veces hasta embriagante, la lectura de periódicos de 506 más años. Es la manera más rápida de penetrar cautivadoramente en costumbres, tradiciones y vivencias que dieron identidad a una época histórica. Ofrecemos a nuestros lectores este pequeño recorrido por una de esas reliquias del periodismo dominicano, que cobra hoy una gran vigencia.
Sorprendente, recrea y distrae a la vez, por ejemplo, saber que en 1923 la práctica del boxeo en Santo Domingo era un espectáculo «‘escandaloso», «corruptor».
Tales curiosidades, al igual que otras no menos sorprendentes, pueden deleitar al lector que hurga en las páginas de viejos periódicos, como es el caso del «Nuevo Diario» que circuló en Santo Domingo en 1923, dirigido por el periodista Francisco Sanabia hijo.
En la edición del miércoles 20 de junio de 1923, y bajo el categórico título de «Que no haya Boxeo», el cronista Roque Rojas escribió un artículo en el periódico «Nuevo Diario» en el que leemos: Que no haya boxeo; que no se importe un nuevo medio de corrupción a la niñez; bastante es ya con las películas ordinarias que presencian en el cine y las que la vida diaria les ofrece. La prensa, con su voz autorizada, con sus anhelos de bien público y de moral social, debe levantar su voz para que no se inicie el boxeo en Santo Domingo, para que no prospere».
«Que no haya boxeo ni ahora ni luego; el joven Jumbo que ejecute sus nervudos brazos lanzando la pelota, pero que no se arriesgue a recibir magullones ni sirva de trillo a la inmoralidad de la generación que va subiendo» decía el articulista.
«Nuevo Diario» fue fundado en Santo Domingo el 16 de enero de 1923 y circuló durante nueve años, hasta 1932. Su real propietario fue Néstor Quírico Pérez, quien fungió siempre como administrador. Hasta 1930 circuló diariamente; después se convirtió en sabatino. Para la época se popularizó la frase: «ni es nuevo, ni es diario», según nos cuenta el historiador Vetilio Alfau Durán.
«LA PENA DE MUERTE»
Santo Domingo cuenta con un número muy pequeño de habitantes para que diariamente aparezcan en la nota roja de casi todos los periódicos tantos crímenes abominables. «Regularmente los hombres matones, victimarios a sangre fría, son aquellos ignorantes, sin oficio, beodos sempiternos, vagabundos, jugadores consumados, sin hogar: a estos hay que suprimirlos.
«Los hijos malditos que matan a sus madres, ¿Qué Merecen? La muerte, y una sola muerte es insuficiente: ojalá hubiera más. Al, hijo que mata a su madre deben matarlo, porque si no lo hacen la conciencia estará siempre castigándolo. Que sea aplicada la pena de muerte. El fusilamiento de varios criminales hoy será un buen ejemplo para el mañana”.
He aquí un breve trozo del enérgico artículo publicado por Pedro N. Ballester H., en la edición del miércoles 27 de junio de 1923. La claridad de su posición respecto a la instauración de la pena de muerte demuestra el estilo combativo que exhibió aquel periodista en su época.
Nuevo Diario, cuyas instalaciones estuvieron en una vieja casucha que aún existe hoy en la Isabel la Católica, frente a la Luperón. Era al principio un periódico tabloide, al precio de un centavo el ejemplar.
Desde marzo del 1923 se convirtió en un periódico standard, Y «duplicó» su precio a dos centavos. Se calcula que la tirada nunca sobrepasó los tres mil o cuatro mil ejemplares.
Debido al poco desarrollo técnico de los diarios a principio de siglo, su edición implicaba un trabajo lento y dificultoso, en perjuicio, naturalmente, del servicio informativo.
«MUERE BAJO LAS RUEDAS DE UN CAMION»
Ejemplo del defecto negativo que tenía la calidad del servicio informativo fue la noticia publicada el 8 de febrero de 1923: «El día 3 del corriente mes en viaje de esta capital a Santiago un camión cargado con varias toneladas, el joven José Felipe, al tratar de cambiar del asiento del guía a la cama del carro, se cayó y las ruedas traseras del camión le trituraron la cabeza. El desgraciado suceso ocurrió en una de las curvas del Rincón, en la Carretera Duarte, como a 15 kilómetros de La Vega.
Es notorio, además, que el estilo periodístico informativo carecía del dinamismo que impregna ahora la información, dado el elevado crecimiento tecnológico.
Nuevo Diario, como todos los demás periódicos, carecía en sus páginas del gran efecto que surten hoy. Su primera página traía siempre una información principal, pero podía ocurrir que también viniera con un gran anuncio en el lugar que dedicaba ordinariamente en la información más importante.
Se incluía también en primera plana una gran información de interés nacional, lo mismo que la simple relación del robo de un reloj a una mujer en la venida Duarte.
Generalmente, Nuevo Diario traía una sección denominada «Mundo Social» en el centro mismo de su primera página, en la que recogía notas sobre bodas, cumpleaños, etc.
No tenía una sección editorial fija, pero casi siempre traía artículos de opinión calzados con la firma de sus autores. Otra sección importante de Nuevo Diario era «Palpitaciones Políticas» dedicada a informaciones cortas sobre los partidos de la época, Nacional, Progresista de los caudillos Horacio Vásquez y Juan Isidro Ji-menes, respectivamente.
En síntesis, el Nuevo Diario, como todos los periódicos de la época, fue un fiel seguidor de la vida de la vida cotidiana de Santo Domingo para 1923. Desaparece en 1932, cuando la tiranía de Refael Leonidas Trujillo cercena la libertad de expresión.
Por José A. Sierra
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