MI PALESTRA
Desde la llegada al poder de Luis Abinader los dominicanos pudimos ver un ejercicio del poder diferente, diáfano y cálido, con el oído y el corazón puesto en el pueblo y sus necesidades y retos.
En medio de una pandemia mundial y de una guerra, con un estado saqueado y retorcido en muchos aspectos para que no pudiera ejercer en pleno uso de su facultades.
Muchas e importantes decisiones dejadas para después por quienes durante 20 largos años ejercieron el poder como una herencia hasta que uno de los dos sometió al «líder» y los dos se fueron para darle paso a la voluntad del pueblo encarnada en Luis Abinader y el PRM.
Decir que todo ha sido bueno o que todo está bien es desconocer que no hay obra humana perfecta, pero estamos en todos los sentidos mucho mejor que nunca.
La diferencia es clara tenemos un presidente de compromiso y vocación de servicio, sin más ambición que hacer las cosas en beneficio de los dominicanos, u eso es ganancia y un gran ejemplo, sin necesitar nada venir a servir sin más ambición que el deber cumplido.
Por: Germán Martínez.
