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21 de mayo 2024
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OpiniónElvis ValoyElvis Valoy

El gran espacio de la música urbana

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Luego que las grandes disqueras lograran incalculables  volúmenes de ganancias con la música disco, género que atronó todos los espacios musicales durante la década de los años setenta, vino entonces un movimiento, principalmente en las barriadas newyorquinas  y londinenses que posteriormente  fue llamado Urban, que no era más que la fusión de Hip hop, Rhythm and blues (RyB) y Soul.

 En Latinoamérica surgió el Reguetón, fenómeno musical inventado hacen más de treinta años por los artistas panameños El General y Nando Boom, pero hábilmente aprovechado por el arte popular boricua, que le ha reportado multimillonarias ganancias, y se ha adueñado de él.

 Igualmente cosechan grandes triunfos en el arte musical urbano artistas como el boricua Residente, con magistrales interpretaciones que se han convertido en antológicas; asimismo el venezolano  Apache, y  los colombianos Maluma  y J Balvin, entre otros.

 El mercado de la música urbana es gigante a nivel latinoamericano, y ha sacado de la pobreza a muchos artistas de ese género que hoy exhiben grandes fortunas, obra y gracia de esa música que encandila a las juventudes.

 En nuestro país el fenómeno urbano es muy extraño. Lo que se supone es un arte que proviene de las calles, y que sus intérpretes debieran hacer composiciones que reflejen la realidad barrial cotidiana, es todo lo contrario, pues esta gente que hace este tipo de música es muy pobre en términos líricos, no domina el idioma, que debe ser  su materia prima pues su arte es la palabra, y circunscribe su producción musical a la vulgaridad y al insulto a las mujeres.

 Todo eso se hace dándole la espalda al siglo XXI, que es la época en que le ha tocado vivir a este tipo de manifestación artística, y en donde gobiernos, ongs,  y organismos internacionales invierten miles de millones de dólares en la defensa e integridad de las mujeres.  

 Es difícil escuchar la producción de artista urbano dominicano alguno en países vecinos en que se hable español. Su fama no sobrepasa las metas de las paupérrimas y marginadas barriadas dominicanas. Sus escenarios no trascienden las discotecas de localidades indigentes que son las únicas que consumen ese producto de escaso valor artístico.

 La tangible pobreza estética es una de las características de este tipo de arte, regularmente enmarcadas enestribillos onomatopéyicos, y frases idiomáticas imposible de  decodificar por otras personas hispanas parlantes. Pareciera que la pieza en cuestión fue pensada para ser consumida únicamente por la humilde gente que habita las zonas marginadas de las riberas de los ríos Ozama e Isabela de Santo Domingo.      

 A pesar de todo, hay que reconocer el arte urbano, ya que  estas  personas que se dedican a este oficio tienen nuestra admiración y respeto, pues una gran parte de esta gente se lanza a la proeza de  conquistar el difícil mercado de la música urbana, siendo su único activo una simple aplicación de FL Studio en sus computadoras, y un micrófono.

 Y si hoy día hay algo que tiene un gran mercado en el mundo entero es la música urbana. Si mucha de esta talentosa  gente  produjera para los nichos existentes de esos ritmos, el éxito les sonreiría. ¿Quién de esta gente intentó enviar una composición para competir como tema musical en el mundial de fútbol, canción la cual el mundo entero hoy tararea la interpretación que hacen el boricua Nicky Jam, el norteamericano Will Smith y la kosovar Era Istrefi?

 Cualquier ONG u organismo internacional pagaría a muy buen precio  una canción urbana  dedicada a la niñez, o a la defensa de la mujer, o en contra de la violencia.  ¿Qué artista urbano ha hecho algún tema de nuestros héroes y heroínas barriales, que los hay por montones, y que sin embargo esa gente  prefiere el inmediatismo vulgar que les reporta ganancias al instante, antes que hacer un esfuerzo en desarrollar canciones que perduren para siempre en el gusto de la gente?

 Daddy Yankee con el grupo Playero hizo culto a la vulgaridad, y al darse cuenta de que por ahí no era el asunto, despertó de esa modorra,  y hoy su historia es otra. Un día en Suiza escuchaba a varios niños de ese país europeo disfrutar de una canción de este ídolo urbano, a pesar de que los infantes ni siquiera hablaban español.

 Finalmente, creo firmemente que el ministerio de Cultura, las universidades, y la sociedad en sentido general deben ayudar al arte musical urbano a reencontrar el sendero perdido para que su producción conquiste espacios en todo el mundo.  

Por Elvis Valoy

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