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19 de abril 2024
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OpiniónElvis ValoyElvis Valoy

¡Albricias, Cuarón. Excelente Película!

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Más que un filme bien hecho desde la óptica cinematográfica, es un poema a la evocación de su niñez.

Más que una radiografía de una sirvienta (se la dedicó a Libo, la mucama que lo crió), es una oda a las trabajadoras domésticas, que hacen de la familia con quienes laboran, su familia, y a la mujer en sentido general, en esta Cuarta Ola.

Más que la reivindicación de personajes marginados, alienados  y golpeados por la vida cotidiana (Cleo, la indígena-chopa de la casa), es la historia hierática de quien padece su propia historia, que por diferencias de clase no dista mucho en similitud a la de la dueña de la casa.

Más que el retrato bucólico del barrio clase media alta en que nació y creció Cuarón, es una fotografía del urbanismo mexicano de los años setenta, con todas sus contradicciones y sus submundos.

Roma, la última película del excelso director de cine mexicano Alfonso Cuarón, es una cinta  autobiográfica, en donde este esteta del séptimo arte, logra una joya cinematográfica.

En Roma, Cuarón nos lleva a que miremos el barrio en donde él nació, recreado en una magistral fotografía en blanco y negro,  y haciéndonos disfrutar de espléndidos planos secuencia de cámaras, que son realizados por el propio maestro, asemejándose a un artesano del lente, cuando de mover el aparato se trata.

Los problemas de la doméstica Cleo solo le incumben a ella, no importándole aún que a su madre la desalojaran del ejido, como igualmente ignorada es ella, que aún  la abuela desconoce a ciencia cierta las generales de la muchacha del servicio al momento de preguntárseles durante una emergencia en el hospital.

La ambientación de la época de la película Roma nos hace creer que deambulamos por una de las calles mexicanas de los años setenta (con sus amoladores de cuchillos, sus mercados,  sus salas de cines, sus bandas musicales callejeras, carros de la época, etc.).

La convulsión política de los años setenta es plasmada en la cinta de Cuarón, y la matanza de Corpus Christi, en donde cayeron asesinados cientos de estudiantes, nos acerca con imágenes y sonido a ese espeluznante hecho de sangre.

La banda sonora de Roma es impecable, y por algunos instantes creemos escuchar voces a nuestro lado en sala cinematográfica, fruto de la buena mezcla de  sonidos y el trabajo de postproducción. Las escenas en la playa en donde se escuchan las fuertes olas de mar, nos envuelven en su lazo, y los chasquidos de los disparos durante los trágicos  acontecimientos de Corpus Christi le dan visos de veracidad a la película.

Claro está, Roma de Alfonso Cuarón no es cine para el gran público, el cual está acostumbrado a la cantinela de películas Hollywoodense, y que los ha convertido en reluctantes del buen arte.

Esta obra maestra es para el disfrute de cinéfilos, que se deleitarán pixel por pixel de la majestuosa obra de Cuarón.

 

Por Elvis Valoy

 

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