Los hechos, es decir, la realidad material e intelectual que vive el país a cada instante, después del 16 de agosto de 2020, confirman que el gobierno del cambio de Abinader y del PRM ha sido un fracaso total.
En otras palabras, no ha habido un verdadero cambio, sino un total retroceso que nos ha impedido avanzar en lo económico, en lo social, en lo político y en lo institucional.
Al no estar preparados para gobernar correctamente el Estado esa gente del PRM ha empobrecido, contagiado y contaminado todo lo que ha tocado.
Ese desgobierno de Abinader y del PRM es lo peor que le ha podido pasar al país y al pueblo dominicano en esta era de la posmodernidad y del posmodernismo.
Hasta la democracia y la institucionalidad han sido empobrecidas por igual: el gobierno no respeta las sentencias del Tribunal Constitucional y el ejercicio de los derechos fundamentales ha sido envilecido y ennegrecido
Y lo muy preocupante y lamentable del caso es que hasta la Junta Central Electoral es parte de ese envilecimiento y empobrecimiento de la institucionalidad: no quiere acatar ni la Constitución ni las sentencias del Tribunal Constitucional.
Esto ya está preocupando al país, pues la gente ya está demandando y exigiendo que las elecciones de febrero y mayo de 2024 sean elecciones libres y limpias.
No han sabido aplicar políticas ni sabias ni correctas para garantizar la estabilidad económica y social del pueblo y de la nación.
El hambre, el desempleo y la inflación han empobrecido grandemente al pueblo dominicano: los pobres, los muy pobres y la clase media
En otras palabras, no han sabido manejar ni la política monetaria ni la política fiscal.
Las tasas de interés han bajado tanto que en el país de manera pavorosa se está dando una sangría o salida de capitales, sobre todo, de los llamados golondrinos hacia Estados Unidos, porque allí la rentabilidad es mayor dado el hecho de que las tasas de interés siguen aumentando.
Hay que reorientar la actual política monetaria expansiva porque, además, la misma sigue generando depreciación de la moneda nacional frente al dólar y poniendo la inflación fuera de control.
El actual volumen de la deuda pública, sobre todo, la externa no garantiza ni la sostenibilidad de la deuda pública ni la sostenibilidad de las finanzas públicas en sentido general.
Este gobierno del desastre ha tenido los cojones de gravar también a la microempresa.
Este gobierno del desastre les ha pedido adelantos de impuestos a los bancos y a otras empresas.
Gran parte de los 119 mil millones que puso el movimiento el Banco Central a través de la liberación del encaje legal y del mecanismo de generación rápida de liquidez terminaron parando en manos del gobierno. O sea que el gobierno del desastre se autoprestó gran parte de esos recursos emitidos por el Banco Central, los cuales se emitieron con la intención de reactivar a los sectores productivos de la economía.
El PIB real no tendrá un crecimiento mayor de 2 ó 2.5% en este año 2023.
El aumento de la tarifa eléctrica y el agitado curso de los apagones siguen sembrando el desasosiego y la intranquilidad en los hogares.
El orden público y la seguridad pública y ciudadana atraviesan por una gran crisis, lo que significa que el crimen organizando, la criminalidad y la delincuencia común siguen sembrando el terror y la muerte en las calles del país.
La corrupción administrativa ha estado presente en la mayoría de las instituciones del «gobierno del cambio» de Abinader y del PRM.
Finalmente, el gobierno del cambio es la gran falsedad, el gran mito o la gran mentira del siglo XXI que el pueblo dominicano ha enfrentado con valor espartano y que lo va a sepultar totalmente en mayo del 24.
Un gran gobierno, un nuevo gobierno, hacedor y creador de las grandes obras y soluciones que necesita y anhela el pueblo dominicano para su desarrollo y bienestar.
Ese nuevo gobierno será encabezado por Leonel, la Fuerza del Pueblo y partidos aliados a partir del 16 de agosto de 2024.
POR EL DOCTOR VÍCTOR MANUEL PEÑA
*El autor es doctor en Economía, licenciado en Derecho, tiene dos maestrías y es miembro de la Dirección Central de la Fuerza del Pueblo