MI PALESTRA
Las palabras nos unen, nos identifican, nos hacen acreedores al reconocimiento y respeto de los demás.
En cambio las palabras mal dichas, fuera de tono, acompañadas de groserías nos alejan y nos hacen merecedores de repulsa y hasta nos separan de la sociedad y su conjunto.
Se ha dicho siempre que el idioma castellano oel español como igual se conoce, es el idioma que se invento para hablar con Dios.
Hablar y escribir bien tiene que ser la misión de todo ser humano que se respete y respete a los demás, además es un ejercicio limpio de fina inteligencia en estos tiempos tan difíciles y tan faltos de conducción y ejemplos.
El ministerio de Cultura y su ministro Robertico Salcedo, así lo conoce el pueblo, ha iniciado no una campaña para hacer de las buenas palabras el aliado permanente de todos los que nacimos aquí y hablamos español.
Hay que ir en pos del joven ministro en una loable iniciativa que va más allá de su permanencia en la posición y más allá de la existencia terrenal de todos, las buenas palabras deben acompañar por siempre al más noble e intrépido pueblo que somos todos los dominicanos.
Por: Germán Martínez.
