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3 de mayo 2024
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OpiniónEzequiel Rabassa R.Ezequiel Rabassa R.

Comunicación digital en el inicio de las campañas electorales: El peligro del «Sobrinity Manager»

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Tengo mucho tiempo pensando escribir sobre este tema, pero creo que lo hago en el momento oportuno. Nuestro país vive, respira y transpira por los poros de todos los ciudadanos: la política o como en el lenguaje de a pie se dice: “comenzó la campaña”.

En un escenario de precampaña, en la República Dominicana hay miles de candidatos con aspiraciones a formar parte de las boletas de los próximos comicios del 2024, después del primero de octubre se iniciará el verdadero tramo para poder conquistar las posiciones que por votación popular les permitirá representar las diferentes demarcaciones y territorios de nuestro país.

Todo candidato desea estar en la mente de sus electores y el posicionamiento de la imagen cada día se vuelve más complejo; vemos como la Junta Central Electoral, órgano especial encargado de velar por un democrático e imparcial proceso electoral,  en las últimas semanas ha tomado las decisiones que a uno más que otros no le han gustado o mejor dicho no les ha favorecido, pues el menú de opciones es una gran mayoría nuevos personajes que han incursionado en la política y que las limitantes para darse a conocer, por el uso de publicidad exterior han sido de alguna forma regularizados, sin embargo en la parte digital aún no existen esos controles, ni restricciones drásticas que les impida a los actores de la política poder mostrarse a través del ecosistema digital en sus diferentes plataformas.

En el marco de una precampaña y una próxima campaña nuestro país tiene una dura realidad que nos acompaña, pero que es importantísima ver en su justa dimensión. En el vertiginoso mundo de la política moderna, la comunicación digital se ha convertido en un pilar fundamental para la difusión de ideas y la construcción de la imagen de los candidatos. Sin embargo, en ocasiones, el afán por reducir costos lleva a una decisión arriesgada: encomendar la gestión de la comunicación digital y la presencia en online a «inexpertos» o «enganchados» con supuestos conocimientos tecnológicos. Este fenómeno, lo hemos conocido como «Sobrinity Manager», una expresión que parece jocosa, pero tiene implicaciones serias a la hora de jugarnos nuestra reputación, y no solamente la “digital”, sino que ya está convive con lo que somos en el día a día, y esta realidad plantea desafíos que van más allá de la mera austeridad presupuestaria.

En un intento por optimizar los recursos, algunos candidatos eligen confiar la crucial tarea de administrar sus plataformas digitales a inexpertos. Frases como «tengo un primo que sabe computadora» o «tengo un sobrino que es un genio en redes y tecnología» se convierten en justificaciones comunes para esta elección. A primera vista, esto podría parecer una solución “rentable”; sin embargo, las implicaciones de esta elección a menudo superan sus supuestos beneficios.

En el corazón del «Sobrinity Manager» surge el riesgo inherente de confiar un aspecto crítico de la campaña a manos sin ninguna experiencia. La comunicación digital no se trata simplemente de saber cómo subir un post; implica la comprensión profunda de la estrategia, el contenido, la interacción con los seguidores y la gestión de crisis. La inexperiencia podría llevar a errores costosos, desde publicaciones inapropiadas hasta la falta de respuesta ante situaciones delicadas.

En contraposición al enfoque del «Sobrinity Manager», la inversión en comunicación digital adecuada, incluso con un presupuesto limitado, es esencial para el éxito de una campaña electoral. Contratar a profesionales capacitados en el campo puede llevar a resultados significativamente mejores. Estos equipos de profesionales no solo poseen las habilidades técnicas necesarias, sino que también comprenden las complejidades de la estrategia política y la construcción de una imagen coherente.

Está más que claro que la comunicación digital juega un papel crucial en la construcción de la imagen pública de los candidatos. Las publicaciones en redes sociales, los videos y los mensajes transmiten los valores y objetivos del candidato. Un «Sobrinity Manager» sin experiencia podría más que ayudar, puede perjudicar la percepción de los votantes, generando desconfianza y restando la credibilidad del candidato, y no consiguiendo el objetivo no tan solo de tener una presencia importante en las plataformas digitales, sino más bien de generar ese compromiso con la gente y poder posicionarnos de una manera apropiada en el “top mind” de nuestros electores.

Por Ezequiel Rabassa

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