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30 de mayo 2024
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OpiniónMaría JiménezMaría Jiménez

CNEPR y el Reglamento 824; el estancamiento, desactualización y la censura absurda

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Cuando se habla de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR), se refiere a la institución encargada de fiscalizar, regular, censurar y penalizar los contenidos radiofónicos y audiovisuales que se difundan.

Dicha comisión, que es dependencia del Ministerio de Cultura, desde hace mucho tiempo ha dejado de funcionar para lo que realmente fue creada y se encuentra en un  estancamiento y desactualización, ya que debe velar por el cumplimiento del Reglamento 824, articulado para normar una realidad social, muy distinta a la actual.

El Reglamento 824 sobre Espectáculos Públicos y Radiofonía del año 1971, aparece publicado en la Gaceta Oficial 9220, de fecha 10 de abril de 1971, y se promulgó siendo presidente Joaquín Balaguer, en fecha 25 de marzo del mismo año y su última modificación fue el 22 de febrero de 1974.

Es decir, han transcurrido 49 años desde esa última modificación, donde todo ha cambiado, los medios no son lo mismo, los contenidos televisivos no tienen la misma calidad, a las emisoras de radio no les importan las letras y por supuesto, se han sumado las redes sociales.

Hoy día existen diferentes plataformas de comunicación, como lo son: las páginas web, YouTube, Facebook, Spotify, WhatsApp, Instagram, Tik Tok, Netflix, entre otras, las cuales no existían al momento de la creación del Reglamento 824, por lo que dicho estatuto no abarca esos medios digitales y nada de lo que se emita por ellas no tiene regulación.

Las redes sociales no están teniendo la debida supervisión por aquellas entidades públicas comprometidas al desarrollo social, en especial la de los niños, niñas y adolescentes que son los más vulnerables, convirtiéndose en las principales plataformas donde se promueven los antivalores y el desgaste sociocultural.

La desactualización de este reglamento que, para la construcción de una sociedad ‘’sana y de buenas costumbres’’ es tan crucial, es una realidad y resulta inexplicable que nadie se haya empeñado en desempolvarlo y ajustarlo a los nuevos tiempos, inclusive eliminarlo por completo de ser necesario ya que muy pocos de sus puntos son válidos al día de hoy.

Dicho eso, solo por el ‘’sonido’’ o por hacer creer, quieren ‘’censurar’’ antes de ‘’regular’’ cuando no cuentan con una ley ceñida a la realidad.

Perfectamente se puede retirar un tema de la radio y la televisión, que de igual manera se seguirá difundiendo en los medios digitales y en las calles, convirtiéndose esto en una censura absurda.

La censura y la penalización son las últimas medidas que debe tomar esta comisión. Lo primero es tener un reglamento sólido que se respete y luego se fiscaliza y se regula.

Entonces, ¿Cómo es posible que sigan censurando canciones cuando no cuentan con una ordenanza responsable? ¿Dónde dejan los espectáculos públicos? ¿Y la seguridad en los espacios públicos?

Todo esto sin mencionar, que hace menos de dos años esta comisión no tenía una oficina digna ni siquiera para recibir a aquellos que iban por información, carecía de recursos hasta para tener empleados y para carnetizar a nuevos locutores nacionales.

Lo primero es lo primero, y lo primero es actualizarse y no caer en la ley mordaza. Aunque sus incumbentes tengan supuestas buenas intenciones, lamentablemente no tienen los recursos.

En conclusión, la permisividad de excesos abusivos de letras, palabras y frases que incitan en su mayoría a la violencia, las drogas y demás, le ha hecho mucho daño a la sociedad, sumando a esto el culto al exhibicionismo tanto en la música como en la televisión, han dado lugar a un conglomerado de conductas antisociales aprendidas por la masa más vulnerable que son los niños, niñas y adolescentes. Véalo usted mismo.

 

Por María Jiménez

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