El plástico es peligrosamente contaminante. La salud de humanos, animales y plantas está amenazada por su uso indiscriminado e irresponsable. Este material contiene numerosas sustancias químicas capaces de hacer daños irreparables a todo el entorno.
Hay que detener a este asesino silente que de continuar su agitado curso destruirá nuestra media isla. Un ejemplo de la insalubridad producida por este componente lo representa el agua en botellas plásticas, la cual lo mínimo que genera en el sexo masculino es la destrucción de las hormonas testosteronas, inundando el cuerpo de estrógenos.
Una gran parte de países han introducido legislaciones que favorecen la eliminación del plástico como de los destructores envases foam, consciente de que un mundo lleno de estas nocivas resinas liquidan lo que encuentran a su alrededor, pues las consecuencias son devastadoras para la flora y la fauna.
Es por esto que la iniciativa de los diputados David Herrera y Santo Ramírez que introdujeron un proyecto de ley que persigue ponerle coto al uso irresponsable del plástico y los envases foam debe contar con el apoyo de toda la población.
La salud y el bienestar de la gente deben ser siempre prioridad en toda ordenanza. De ahí que ecologistas, profesionales de la salud, empresas del renglón de la alimentación, ongs, etc., tienen la sagrada tarea de luchar por la conversión en ley de esta propuesta.
Propicia sería la ocasión para que igualmente incentivemos a nuestra empresa vernácula a enrumbarse por los senderos de producir productos sanos, pues el nicho de mercado que tienen reportaría ganancias millonarias, como lo demuestra la tendencia que lleva el mundo. La simple sustitución de los letales envases foam generaría grandes volúmenes de ventas tanto a nivel nacional como internacional.
Demos el paso y eliminemos los perniciosos plásticos y enseres foam, sustituyéndolos por utensilios anodinos y no patógenos. Es fácil y no requiere de grandes inversiones; además el futuro nos lo agradecerá.
Por Elvis Valoy