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12 de mayo 2024
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

Amín Abel: Su dignidad no muere

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No puedo decir que me enteré el mismo día de su muerte, pues para la época no estaba viendo a diario los periódicos y ni escucharía siempre las noticias radiales, pero además que ese mismo día mis familiares y yo estábamos de romería para Higuey al santuario de la virgen de La Altagracia, patrona de los dominicanos según el santoral católico dominicano y la tradición del Estado dominicano. Por cierto, Amín se casó el 24 de abril (así como murió un  día 24, pero del mes de septiembre del 1970), con Mirna Santos y por la iglesia católica en Puerto Plata para tal vez no contrariar la tradición familiar.

Ese mismo día estalló la Guerra de Abril y el marchó ese mismo día a defender la constitución de 1963. No podía -según sus valores morales- irse con Mirna de luna de miel a un hotel del interior del país, porque la constitución del 63 era la más avanzada hasta el momento y representaba un alivio para los más pobres. Amín no debió conocer la vanidad, como  Fidel Castro tampoco la conoció, por eso el entendió que debía defender a los oprimidos.

Probablemente, Amín sabiendo que estaba incluido en una lista de dirigentes de izquierda que sería asesinados por el régimen Balaguer (el padre de la democracia), a la que tuvo acceso Bosch e informó para evitar que fueran asesinados, no quiso salir al exilio, pero esa hubiese sido la mejor salida, porque vivos  hombres como él y Otto Morales, probablemente el MPD tal vez no hubiese cometido tantos errores políticos y es posible que el país hubiese ganado. Es tan distinto el país que tenemos al que teníamos, cuando en 1970 murieron Amín Abel y Otto Morales. Había un ambiente de solidaridad en los sectores populares que hoy ni existe, porque el individualismo y la ostentación extremos arropan a la sociedad, impelidos por la expansión del consumo. Un mundo que hay que cambiar, cambio que es necesario hacer, ahora más que nunca con la pandemia.

Es necesaria una revolución de la conciencia social, especialmente en los jóvenes y las mujeres, para que cuando la pandemia ceda eclosione otro mayo francés en los diferentes países, actuando en cada país los jóvenes, las mujeres y los adultos, para destruir el neoliberalismo y golpear al capital financiero, haciendo colapsar su hegemonía. Tratemos de que la conciencia social se sacuda, dando un salto, para poder destruir la hegemonía del capital financiero. Así  honramos a Amín.

Era tan distinta la época de Amín, no solo en el país sino en el mundo. El gobierno popular de Allende sube en Chile por medio de un triunfo electoral, precisamente en septiembre de 1970 ganó esas elecciones, para ser derrocado con un golpe de Estado  sangriento. Revolucionemos la conciencia social en los jóvenes y en las mujeres y contribuyamos a despojarlos de intereses egoístas. ¿Dónde están los jóvenes que aparecían ante los medios como voceros de la llamada Marcha Verde? ¿Es la Marcha Verde era solo para sacar al Partido de la Liberación Dominicana del poder? Debe tenerse presente de que el Partido Revolucionario Moderno parece responder a los intereses del empresariado con una plena conciencia de clase burguesa, sus problemas no son los de los trabajadores y ni los de las capas o clases medias, aunque el PLD da la impresión de convertirse en un partido de la lumpemburguesia. De nada sirve el discurso contra la corrupción si no terminamos destruyendo el neoliberalismo, porque la corrupción es sistémica y la genera en gran escala un sistema que hay que destruir.

No quiero terminar, sin decir que alguien que fue compañero de aula con toda humildad dijo que Amín en el Colegio La Salle  fue el mejor en todo siempre, que sobresalía como el mejor en todo, por eso en la promoción de bachilleres de 1959 fue el que se llevó más lauros. Ese alguien no era hermano de Amín, sino un amigo.

Por Francisco Rafael Guzman F.

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