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26 de abril 2024
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OpiniónJOSE ANTONIO MATOS PEÑAJOSE ANTONIO MATOS PEÑA

Vivencias del transporte público de mi país

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Todos sabemos una frase muy conocida en este país ¡el que anda a pie es un perro!, pero será en todos los países o solo en el país de las maravillas.

Lo primero que debes saber antes de montarte en un carro público es la seña que debes hacer con el dedo para que no te puedan recoger en la “parada” (cualquier lugar que les dé a ellos la gana si no hay Amet); luego al montarte rogarle a Dios que en la parte de adelante no hayan pasajeros o que haya 1(si en ese asiento según ellos caben 2 pasajeros); otra cosa es que sea un carro donde la palanca de cambios o la emergencia del vehículo no se interponga al montarte y que tu acompañante no este sudado, no huela mal y no sea muy ancho para que vayas más o menos cómodo en el viaje. Si te montas en la parte de atrás que no seas el tercer pasajero porque si lo eres, cuando venga el 4to pasajero tendrás que moverte hacia delante, para poder entrar el otro el mismo chofer dirá cuando llegue el 4to “acomódense allá atrás” y si el pasajero numero 4 es suertudo habrá espacio para sentarse, me ha tocado montarme casi encima del pasajero no 3.

Otra cosa es la condición del vehículo, la mayoría de los carros están todos destartalados, sin espejos retrovisores, con orificios en el piso del carro, unos se mueven hacia los lados y vibran. Cuando vas detrás puedes sentir el tanque de gas moverse y el mal olor del mismo que uno va orando para que no se incendie el carro; unos tienen las gomas en mal estado, una vez me toco irme en uno que se le daño una goma y así con ella toda destartalada nos llevó al destino.

Un inconveniente también que pasa es que cuando ellos no están en llevarte al destino porque eres el único pasajero te intercambian a otro carro o te dicen “no me conviene llevarte, toma tu dinero y te dejare donde puedas tomar otro”, me paso que era un sábado iba al trabajo, era la única pasajera y me dejo botada en pleno puente para que tomara otro carrito; yo disgustada le di un estrellón a la puerta y el chofer me voceo “HIJA DE LA……….., MALDITA……….., PORQUE TU ESTRALLAS LA PUERTA ASI”; yo me quede como si no fuera conmigo y seguí mi camino.

Estas vivencias pueden ser jocosas, pero también pueden ser frustrantes para usuarios del transporte público, esperemos que algún día las cosas cambien.

NELISSA MATOS

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