EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El locutor Ángel Almonte Faña enumeró una serie de técnicas y recomendaciones que a su entender, debe seguir un orador para mejorar su alocución y tener un manejo adecuado en los escenarios.
Manifestó que el lenguaje corporal juega un papel importante al momento de comunicar, es por esto que recomendó a los comunicadores mantener siempre contacto visual con el público, aprender a controlar la respiración y vestir de manera adecuada para cada ocasión, debido a que según expuso, estas son señales que pueden denotar inseguridad.
Almonte Faña fue entrevistado por Krismeli Brito Padilla en el programa “Con la Dra. Controversia”, el cual es transmitido por la plataforma digital de El Nuevo Diario TV.
(Ver declaraciones a partir del minuto 01:49).
“Lo primero que no debe hacer un orador es mostrar nerviosismo frente al público, ante todo, debe saber dominar el micrófono, es importante también conocer la colocación correcta de las manos, porque eso nos da la facilidad de transmitir seguridad al público”, comunicó.
Además, resaltó que una de las cualidades que define a un buen orador es tener dominio del público, dominio escénico y conocer a plenitud el tema que vaya a debatir.
En tal sentido, resaltó la relevancia de conocer el tipo de público al que estará dirigido el discurso, porque estos conocimientos hacen más fácil la tarea de conectar con los oyentes, permitiendo así que el mensaje llegue con claridad a los receptores.
“Es de vital importancia la práctica, siempre se le recomienda a los oradores hacer técnicas de respiración, leer en voz alta, estudiar de manera constante cultura general para que le sea más fácil proyectar lo deseado al momento de dar un discurso. Los oradores siempre debemos mantenernos en práctica, día tras día desarrollando nuevas técnicas”, externó.
Asimismo, sostuvo que es de mal gusto que el profesional de la comunicación pida los aplausos, tras considerar que este debe tener la capacidad de provocar en el oyente el deseo de aplaudir. Insistiendo en que “los aplausos llegan por sí solos, con anécdotas y frases célebres que permiten recabar la emoción para que el público se interese y se integre a lo que el orador está exponiendo”.
“Un orador nunca vocifera frente al público, el tono de voz debe ser normal, ligero, suave y sin exaltaciones. Además, un orador no debe ser antipático, porque hay que demostrar carisma”, declaró.
