Las ventajas electorales de un gobernante, son factores determinantes para alcanzar el triunfo. El poder de quien ejerce la presidencia es tan abarcador, que difícilmente pierde la reelección. En Latinoamérica, solo tres presidentes en ejercicio la han perdido: En Nicaragua, Daniel Ortega en 1992, en nuestro país, Balaguer en el 1978 después de los tristemente famoso doce años e Hipólito Mejía 2004 por su desastrosa gestión.
Entre las causas encontramos las siguientes: 1) la capacidad de nombrar por decreto, 2) el manejo del presupuesto, 3) el poder Constitucional para modificar a conveniencia las políticas públicas, 4) la utilización de recursos públicos, 5) el control de las autoridades, que le permite construir redes de encubrimiento para la compra de votos.
Además, el poder para otorgar beneficios a lideres de otros partidos para concertar alianza. Sin embargo, esas ventajas pueden ser superada, cuando la gestión de gobierno no cumple con las expectativas del pueblo. Por tanto, cabe preguntar ¿Qué esperaba la población del presidente Abinader?
En primer lugar, el sometimiento a la justicia a los desfalcadores de las arcas del Estado, 2) la recuperación del botín robado, 3) disminuir a su mínima expresión la corrupción, 4) eliminar la impunidad, 5) promover la independencia judicial, 6) frenar el aumento de la inseguridad ciudadana.
No cabe duda de que trabaja incansablemente para cumplir estas metas. Pero, el mayor peligro que enfrenta la reelección, es el desencanto de las bases del PRM y la de los partidos aliados. El tiempo pasa implacablemente. En dos meses entraremos en el año preelectoral. Mientras, la espera se esfuma y la esperanza agoniza.
Las presiones de las bases por lograr algún tipo de remuneración por el trabajo realizado, han encontrado el rechazo de parte de los ministros, que antes los llamaban para estimularlos a buscar votos. El mismo presidente Abinader ante los cuestionamientos sobre la permanencia de los PLDistas en el gobierno, manifestó que era el presidente de todos los dominicanos y que el gobierno no era un botín.
Debilitando el vínculo de lealtad y compromiso con quienes invirtieron parte de los pocos recursos que tenían para sus familias en la campaña y se dedicaron a trabajar día y noche para que llegara al poder. No todos los dominicanos hicieron lo mismo, los PLDistas trabajaron por su partido, igual que los PRDistas, igual que los miembros de los demás.
Un buen ejemplo, ocurre con DxC, el partido que más voto aportó entre los aliados. Lamentablemente, muy poco de sus dirigentes han sido tomado en cuenta. En el Exterior solo el presidente Federal Siro Brenes, pero sin ninguna explicación su nombramiento fue derogado. Dejando una estela de dudas, que tiene paralizado el crecimiento del partido.
El único de los minoritarios, que cuenta con filiales en la mayoría de países donde residen dominicanos en el exterior. Gracias a la dedicación y esfuerzo de Siro Brenes, Elpidio Rondón y Griselda Álvarez, quienes dirigían reuniones virtuales, todos los domingos antes y durante la campaña, con los presidentes de las filiales del exterior.
Cuando analizamos las razones que le permitieron al PLD obtener la victoria en dos reelecciones consecutivas, a pesar de romper el récord en corrupción administrativa e impunidad. Encontramos como elemento principal, la solidez del vínculo entre la alta dirigencia y su militancia.
El tiempo se agota, si el presidente Abinader, no atiende a tiempo los reclamos de las bases de su partido y aliados, será muy difícil que gane la reelección. Por no decir imposible. ¿Quién buscará los votos para ganar? La repuesta a esta pregunta, esconde su victoria o derrota.
Elías Samuel Rosario Mata