Es necesario unir voluntades para trabajar sobre la erradicación del analfabetismo y la mejora del sistema educativo en sentido general. La mejora del sistema debe iniciar por mejorar las relaciones entre la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y el Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERED), porque ningún propósito en el área educativa se logra sin los profesores, ellos son la primera unidad para enfrentar los retos y desafíos que tenemos en el mundo en estos momentos de la historia humana en donde todo se vale.
Se dice, que en las escuelas tenemos a la generación de cristal (nacidos 2001 entre 2025), en los distintos niveles para una existencia de niños, jóvenes y adolescentes super inteligentes. Se trata de un escenario de múltiples complejidades de cuatro tipos, la complejidad educativa, psicológica, sociológica y el antropológica. en esa cuádruple complejidad existe un profesor que lamentablemente (en su inmensa mayoría), no está a la altura de las circunstancias del mundo que están viviendo sus alumnos.
Una parte de esta generación que sobrepasa los 20 años, está ingresando a la fuerza laboral. Se trata de una fuerza impulsora de la innovación y de herramientas de aprendizaje autodidacta, que está centrada en cada uno de ellos como estudiante autónomo, se trata de un individuo que se auto prepara para enfrentar desafíos. Una parte de ellos trabaja y estudia la profesión a la que dedicará su vida en forma competente, aunque la universidad no le supla de las competencias, ellos las adquirirán de forma particular, superando todas las barreras, porque tienen acceso a una amplia gama de recursos en línea y dispositivos digitales que no tuvieron las generaciones que le antecedieron.
Estos individuos son capaces de aprender a su propio ritmo, en cualquier lugar y cuando necesiten el conocimiento que requieran.
Lo que algunos llaman la generación de “cristal”, es denominada generación Alfa nacidos aproximadamente entre 2010 y 2025, estos niños, jóvenes y adolescentes están ahora en las escuelas en los diferentes niveles. Es una generación que junto a las demás que seguimos vivos, plantean retos para la educación actual, por lo que los profesores deben adaptar el proceso de enseñanza-aprendizaje a un mundo conectado y cambiante que se ha impuesto y que nunca se irá.
Tenemos que unir voluntades para mejorar el sistema educativo, y eso no sucederá si los profesores no se colocan en el camino de una revaloración de su función y rol como agentes de cambio permanente (porque eso es lo que somos los profesores), pero, los primeros que se niegan a ellos mimos son los profesores, y lo hacen en el accionar apático de una gran mayoría, la que ha perdido el rumbo y confunde a sus verdaderos propósitos de una forma ingenua y a veces inexplicable, por lo menos a mi entender.
Lo que sí se, es que el desface se encuentra entre las tendencias que se impulsan actualmente en la educación, es decir, el microlearning, la neurociencia, y la gamificación. Es que el mundo ha cambiado y los profesores no.
Los profesores son la escuela, si ellos no cambian, la escuela tampoco.
Los ministerios de educación en occidente han perdido el rumbo, atraídos por alucinaciones de un falso progreso que no llegará si no se asumen los cambios desde el profesor, valorando sus funciones como facilitador de aprendizaje. La educación se encuentra inmersa en un entorno dinámico y cambiante, en donde diversas fuerzas ejercen un impacto significativo en su desarrollo y evolución, pero, el sistema educativo no se ha colocado al nivel de los acontecimientos, rezagándose y creando brechas entre la generación que ya cambio y sigue cambiando y una escuela que no cambia y se petrifica en el pasado que ya no es útil.
La generación Z, también conocida como centennials o zoomers, es el grupo de personas que nacieron entre mediados de los años 90 y principios de los 2010, ellos son la generación que sigue a los millennials y precede a la generación Alfa. Estos adolescentes, jóvenes y adultos menores, son autodidactas y se sienten cómodos con la tecnología, trabajan la creatividad, son inexplicablemente flexibles y capaces de hacer tareas múltiples al mismo tiempo. En realidad, los alumnos han superado a los profesores, manejan contexto y concepto, usando sus propias indagatorias en la simplicidad, dentro de un mundo privado e íntimo.
La familia, la escuela e incluso la sociedad no alcanza a comprenderles en sus actitudes ante la privacidad y la forma en que exigen que se les dejen solos en su intimidad.
Los padres y profesores no entienden por qué esta generación sobre valora la inmediatez y el consumo rápido de información y de cosas.
Aunque los que pertenecemos a generaciones anteriores no lo creamos, ellos son mejores que nosotros, porque priorizan lo que es sostenible y exigen que seamos éticos en la realidad, no en el discurso.
Parecen rebeldes, pero, en realidad ven con ambivalencia a la actual educación formal y demandan un desarrollo objetivo, con evidencias del conocimiento que decimos poseer, ellos nos contradicen con sus preferencias en línea, enfrentando nuestra obsolescencia análoga.
La generacion Alfa que ocupa los asiento de las escuelas, liceos, centros de capacitación técnica y las universidades, disfrutaron y disfrutan del contexto que les ha ofrecido un crecimiento en plena transformación digital, que les ha presentado los errores de las generaciones anteriores, las que les han obligado a vivir los atentados terroristas de la década del 2000, las crisis financieras que las generaciones anteriores han provocado, ellos han sufrido las consecuencias de nuestro maltrato a la naturaleza, ese que muchos piensan que ha provocado el cambio climático.
La nación debe unir voluntades para cambiar actitudes, para ser más útiles, aportando nuestros esfuerzos para tratar de superar las múltiples crisis que nos agobian, iniciando por la de la educación.
Por: Francisco Cruz Pascual.
