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28 de diciembre 2025
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Una sociedad conservadora y desconfiada

Muchos están siempre pensando que con la crisis de los partidos grandes o tradicionales su chance va a llegar para asumir ellos el liderazgo del país. En la República Dominicana es cada vez más creciente la desconfianza o falta de fe en las organizaciones políticas, pero esta es, en lo esencial, una sociedad sumamente conservadora. […]

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Muchos están siempre pensando que con la crisis de los partidos grandes o tradicionales su chance va a llegar para asumir ellos el liderazgo del país. En la República Dominicana es cada vez más creciente la desconfianza o falta de fe en las organizaciones políticas, pero esta es, en lo esencial, una sociedad sumamente conservadora. También podría pensarse que es una población profundamente desconfiada y por tanto, no siempre está dispuesta a dar un salto para dejar lo que tiene por algo que no tiene claro cómo será.

Los partidos políticos están sacudidos internamente por la práctica corrupta de su accionar en el ejercicio del poder y por la ausencia de cumplimiento con las aspiraciones de la gente. Sin embargo, eso no ha creado un espacio cierto para quienes están velando desde afuera las posibilidades de pescar en ríos revueltos. No siempre quien está descontento con su organización está siempre dispuesto a cambiar. En muchas ocasiones prefiere incluso quedarse en una especie de limbo político hasta pasar la resaca. Nuestra militancia política, y es posible que así sea en la mayoría de las sociedades, se va convirtiendo en algo esencialmente cultural. Desafiliarse no resulta fácil.

Hemos entrado en una especie de crisis ideológica en la medida en que nos hemos quedado sin proyectos colectivos y sin expectativas transformadoras. Todo parece reducirse a lo superficial, a lo cosmético, sin abrir espacios para la vida con dignidad para la mayoría.

Igual escasean quienes trabajan por el bien colectivo, dispuestos a no convivir con las malas prácticas, y quienes asumen esa conducta lo hacen de una manera tan tímida que apenas se siente.

Eso nos conduce al individualismo.