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26 de diciembre 2025
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OpiniónMartha Butler de ListerMartha Butler de Lister

Una segunda oportunidad

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¿Alguna vez has experimentado una segunda oportunidad?

Una segunda oportunidad para arreglar algo torcido, una amistad quebrada, un trabajo mal realizado o un proyecto truncado? O, una segunda oportunidad en un área muy personal de tu vida, tu familia o tu comunidad. Ocasiones que retan tu propia salud. O, una segunda oportunidad tras un situación de vida o muerte y que te hace reconocer que no se trata de ti.

Una vez recibida esa segunda oportunidad surgen nuevas cuestionantes. ¿Para qué estoy con vida tras esa situación o tras ese accidente o quebranto grave de salud? ¿Qué quiere Dios conmigo? ¿ Para qué rayos me pasó a mí? ¿Y qué fue…qué fue lo que hice tan mal para merecerme esto? En fín, mil preguntas que hacen que transites un camino de negación, autocompasión o desafío retador. En el mejor de los casos puedes analizar por qué pasó o pasa? ¿Qué hice o dejé de hacer? Y puedes permanecer en ese desierto de desaciertos por meses e incluso años.

Einstein decía que no se pueden resolver los problemas desde el mismo lugar de donde se crearon. O sea, debe intervenir algo o alguien externo a tí que te ayude a ver y accionar desde otra perspectiva del asunto que te afecta. Puede ser otra persona amiga o no amiga, tu tía o abuelo, un profesional de la conducta, un pastor, una monja…en fin, alguien externo a lo tuyo que te hace verlo diferente.

En mi caso, en marzo de este 2024, esta segunda oportunidad, la más trascendente de muchas que he vivido, ha sido de nuevo acompañada y guiada por mi amigo Jesús.

La buena noticia es que Él nos dice: «Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso»  (Mateo 11:28)

Eso hice y encontré solución al problema de salud grave que me sobrevino y entré en una segunda oportunidad … a una nueva vida.

La verdad es que me «jompeó» lo sucedido y desde ese día me hago otras preguntas…para qué estoy aquí? ¿Qué más debe cambiar en mí? ¿Cuál es mi rol ahora? Ya priorizo mejor y comparto más lo que por gracia he recibido.

Quiero invertir mi tiempo sólo en lo que edifique y bendiga. Escucho con atención Su sutil voz e intento caminar en las nuevas aventuras que tiene por delante de mí. Nuevas ideas y nuevos proyectos para seguir extendiendo su reino de justicia, paz y gozo.

También nos dijo que nos acompañará por siempre: «enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén»

(Mateo 28:20)

Por Martha Butler

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